Agregados de la mansión Soares
Patricia
Llegamos al comedor y Miguel, mi suegro, ya está cenando con Marcos y Leonardo.
— Hola mis hijos, no sabía que estaban en casa, ¿cenan con nosotros? —
"Hola suegro, ¿cómo estás?" Estábamos terminando nuestra habitación, vamos a cenar. Hola Marcos, hola Leo? —
Saludo a Miguel con un beso en la mejilla y mientras saludo a Marcos y Leonardo me siento al lado de Mateus.
- ¡Hola Pat! —
- Oye. —
Marcos me saluda sonriendo, Leonardo es muy seco, se que no le gusto mucho y el sentimiento es reciproco, al igual que Mateus es muy chulo, esta bien, un coñazo, y hasta para mi irritarlo más, es el abogado de Mateus.
Con Miguel, mi suegro, finjo, como me adora, por mí lo mandaría lejos, pero es el padre de Marcos, aunque no sea su padre biológico, sé que le gusta a Marcos, principalmente porque lo asumió cuando su madre quedó embarazada tras ser violada. Y Mateus adora a su padre, lo ve como un héroe, porque además de criarlos a ambos, también crió a Leonardo ya que sus padres murieron cuando él tenía cinco años.
Mateus me sorprende hablando con todos.
— Familia, estaba pensando, nuestra boda es en unos días, así que creo que las chicas podrían mudarse aquí, así Mi estará más acostumbrada cuando salgamos de luna de miel, ¿qué les parece? —
— Por mí está bien, excepto que hablas como si fuéramos extraños y conocemos a la pequeña, nos vemos todos los días en la empresa y vivimos con ella desde hace dos años, además, ella y yo son amigos. —
Dice el aburrido Leonardo.
- ¡Yo creo que es genial! —
Marcos lleno de entusiasmo.
— Yo también, no veo la hora de que todos estén aquí conmigo, después de todo voy a tener dos hijas. —
— Oh, eres tan linda... Muchas gracias por recibirnos tan bien, no será un problema, nuestras cosas ya están prácticamente empacadas. —
“Perfecto, así que podemos hacer el movimiento mañana por la mañana. —
Mateus dice y en cuanto terminamos de cenar me lleva a casa y aprovechamos para acordar la mudanza.
Mateus
Nueve días es todo lo que necesita Patricia para convertirse oficialmente en Señora Soares, mi esposa.
Me alegró mucho que ya se muden a nuestra casa, además de estar más cerca de mi amor, también me preocupo por el bienestar de Mi, la quiero cómoda, además de mi asistente y mi cuñada, ella también se convirtió en una excelente amiga, a pesar de su corta edad es muy sabia y atenta.
Ayer después de la cena, cuando dejé a mi hermosa en casa, ya dejamos todo arreglado con Mi, no vamos a ir a la empresa en la mañana, los chicos se ofrecieron a ayudar, así que estamos los tres, cada uno en su auto, traer cosas de ellos, ya que son solo ropa y objetos personales. La casa por ahora la dejarán cerrada.
Nada más llegar le doy un beso a Patricia.
- ¡Buen día bebé! ¡Buenos días chicos! —
— ¡Buenos días, mi hermosa! ¡Buenos días Mi! ¿Listo? —
- ¡Buenos días gente! Sí, está todo aquí en la habitación. —
- ¡Buenos días niñas! —
- ¡Buenos días Pat! ¡Buen día princesa! ¿Entonces vamos? —
Empacamos los autos y Marcos insistió en que Mirella lo acompañara.
Y así partimos para nuestra casa, para tener nuestra familia unida y completa.
