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¿TU?

2:10 am. Melodía del tono celular.

" Joder " ¿A quien se le ocurre molestar a estas horas.?

Suena mi celular, me levanto medio dormido veo la pantalla que refleja a Valentino. Y sin saludar respondo.

— Espero tengan una buena razón para que me despierten a estas horas por qué de no ser así, juro que voy hasta allá y los meto a la cárcel.

— Por Dios Lucciano, ¡que geniecillo te gastas.!

— ¡Valentino! Son las dos de la mañana, acaso tu, no follas, a estas horas.

— ¡Carajo! Escucha antes de molestarte.

— ¡Dime! ¿De que se trata,?

— ¡Hombre! Tu sobrino está a punto de nacer.

Me levanto impulsado como por un resorte de la cama, por la sorpresa que me causa.

" ¿No se supone que le faltan algunas semanas?"

— ¿Qué? ¿Cómo porque? Si hace un mes se fueron y me dijiste que......

Mis palabras fueron interrumpidas por un ansioso padre primerizo.

— ¡Joder! Lucciano, se adelantó.

Camino de un lado a otro, su angustia me contagia.

— ¡Carajo! Salgo enseguida para allá.

Cuelgo la llamada y vuelvo a marcar al capitán del jets, para que me espere y volar a Italia.

Lucciano arregló su pequeño equipaje y salió rumbo al aeropuerto privado, del cual era dueño, y de tres aerolíneas comerciales al igual que la flota de jets y avionetas de lujo que tenía para la renta de los altos ejecutivos a nivel de toda Europa, que requerían de vuelos privados.

Subió a su jets, y le marcó a su hombre de confianza en Roma que le tuviera todo listo y esperando en el aeropuerto, luego de todo lo hecho se dispuso a dormir nuevamente.

Aterrizó en Roma luego de seis horas de vuelo, bajó y caminó hasta llegar a dónde lo esperaban.

Subió a su Lamborghini negro, y salió con dirección al hospital donde estaba su amiga en una cirugía de parto.

El recorrido fue sin contratiempos que en menos de una hora ya estaba caminando por los pasillos del hospital encontrándose con su amigo Valentino, hecho un manojo de nervios.

— Por fin llegaste hermano, estoy muy preocupado, no pudo dar normal y está en una cirugía ahora.

Anna se había empeñado en traer a su hijo al mundo por parto natural, y al transcurrir las horas y no poder hacerlo se sometió a cirugía.

— Tranquilo hermano, Anna es fuerte todo estará bien. Ya verás.

Dos horas después salió el doctor para decir que el pequeño Geovanny estaba en perfectas condiciones, y que podía pasar a verla.

Tres días después.

— ¡No! No, y no. No haré eso, no es lo mío, Anna.

— Solo una semana hasta que mi reemplazo llegue, ¡Por favor!. Siiii.

Derrotado, acepté a brindarle ayuda a mi amiga en lo que me pedía.

— ¡Una! Una Semana — Digo caminando hacia la puerta y levantando mi dedo índice.

— No mas. Y por favor tú, soluciona.

Y aquí voy caminando por los pasillos de esta universidad a dar clases.

"¿Es en serio, yo de profesor?..

Jodida broma, te voy a matar Anna si en una puta semana, no me sacas de este manicomio"

Voy metido en mis pensamientos caminando en dirección al aula donde daré las primeras clases, hasta que un golpe y algo caliente choca contra mi, sacándome de mis cavilaciones.

La miro y me encuentro con esos ojos, son tan hermosos, esos labios, tan carnosos, tan rojos natural, es como si el mundo se detiene y nos perdemos en la oscuridad de muestras miradas, bajo la mirada a esos labios, y veo como esa punta de su lengua se desliza por ellos, y siento un tirón entre mis piernas.

"Joder, que es lo que estoy pensando, es una niña"

"Ni tan niña, ya es una mujer.

Me cuestiono mi vocesita interior".

Y su grito me trae a la realidad, del mal momento.

—¿Pero que carajos hicistes?

Grita limpiándose la blusa, está muy furiosa trato de calmarla, pero no me deja pronunciar palabras.

— ¡Joder!

— ¡Maldición!

— ¡Carajo!.

"Pero que bocaza tiene"

— ¿Estás ciego? — pregunta a gritos, cierro los ojos y respiro.

"Paciencia señor, paciencia"

Estoy a punto de explotar, parece un radio viejo sin cuerda que no para de hablarme. Más bien gritar.

Logro hablar y creo que fue mala idea, discutimos y lo último que escucho es su amenaza.

La veo llamar a alguien mientras va quitándose la blusa sin importar que la miren.

" ¡Que hermosa es! Su porte, sus ojos de esmeralda esos labios carnosos. Y ese tatuaje en su espalda baja. ¿Un infinito?"

Doy la vuelta y voy a la que será mi oficina, me cambio y vuelvo al aula. Ya todos están en su lugar, me presento y escucho los murmullos de las chicas.

— Bien jóvenes, soy el maestro sustituto de la miss Anna Marín, me pueden llamar Alexander Santini...

Escucho unos golpes en la puerta y esta se abre.

— ¿Tú?

— ¿Tú?

" ¡Jodida broma! ¿Esta histérica otra vez? No, es que solo a mi me pasa esto."

Se acerca mirándome fijo y nuevamente el cruce de palabras entre los dos.

"Esos jodidos ojos verdes "

— Seré tu dolor de cabeza. — Dice casi en un Susurro.

— Y yo el tuyo, no lo dudes niña. — Digo de la misma forma y se aleja.

— Me parece que estas no son horas de llegar a clases. — Expreso mirándola.

Me mira con desprecio y se detiene.

" ¿Acaso ya me odia? Pues creo que sí." — Un debate mental se inicia en mi.

"Paciencia, está en su puto tiempo de rebeldía"

— ¿Me estás jodiendo? Por tu culpa llegué tarde y ahora me reclamas. ¿Puedo pasar o no? Por qué no te voy a rogar el pase.

Me mira achicando sus ojos y moviendo su pie. No tengo el puto genio para otra pelea.

— Pase señorita........

Me quedo con la frase hilada, dando a entender que me tiene que decir su nombre y vaya respuesta que me da.

— !Que te importa¡— Me responde pasando de largo a su puesto.

"¿Es en serio? Tiene una bocaza esta niña"

— Señorita no me importa. Como le iba diciendo, estaré con ustedes no una semana he decidido radicarme aquí, y seré su maestro en lo que resta del

año .

Les comunico mi recién tomada decisión.

" Espero no terminar con mi vida en lo que resta del año"

Y es la pregunta de una de las estudiante que me saca de mi pequeña distracción.

— Pero usted dijo una semana profesor. ¿Que lo hizo cambiar de opinión?

Dice con una sonrisa sarcástica una de sus compañeras de fila.

— Me encantan los retos señorita....

La miro y comprende que tiene que decir su nombre .

— !Bianca! Bianca Roswell, profesor.

La miro, y miro todo el salón que espera por mi respuesta.

— Bien Bianca, me gustan los retos. La vida es un reto, ustedes y su edad son un reto para mí, yo jamás desee estar en un salón de clases como profesor, pero aquí estoy, y me voy a quedar.

Miro al resto de los estudiantes pero no a ella, continuamos las presentaciones y aún no dice su nombre.

Explico todo lo relacionado con lo que tengo de impartir en el salón.

La miro y está muy distraída con su mirada en la nada.

"Debe estar pensando en como hacerme renunciar."

— Profesor. Y cree usted que pueda soportar a todos nosotros. Según veo se ha ganado a la peor que pueda tener como enemiga.

— Puede ser. Pero como dije, me gustan los retos y todos los he superado y otros los he vencido. Así que este trabajo no será la excepción.

Reafirmo mirando la fijamente a sus ojos color esmeralda.

Pasó la jornada de clases, todos rieron hablaron. Sin importar mi presencia, la verdad prefiero ser un puto niñero, a tener que lidiar con jóvenes creyéndose los dueños del mundo.

"¿Como los aguanta Anna?"

Suena la campana, todos salen con sus mochilas, la veo muy concentrada en su celular.

"¿Con quien carajo se ríe?"

Alza la mirada y me pilla mirando la, guarda sus cosas y sale sin mirar ni decir nada.

" Soy capaz de esperar a que seas más grande y darte unas nalgadas por ser una niña malcriada."

Vuelvo a mi escritorio, reviso los apuntes del día, y reenvío a Anna para que se ponga al día con todo.

Y vuelve a mi mente esos ojos, esos labios, y ese tatuaje que me gustaría delinear con mi lengua.

¿Pero que carajos estoy diciendo?

Es una chiquilla que no llega a los veinte años y yo pensando en como delinear su cuerpo con mis manos.

¿Porqué me encantas muchachita malcriada?

"Jamás me pasó algo parecido con ninguna otra mujer, y contigo no se qué pasa si apenas te conocí hoy."

— Muchachita, muchachita.

Digo en un susurro y suspiro, pasó mis manos por mis cabellos, y me coloco la gabardina. Y nuevamente en mis pensamientos están esos labios rosa.

" jodida broma, no puedo estar pensando en esa niña caprichosa.

Y es que están hermosa y sensual, como humedece esos labios con su lengua, no, no puedo estar pensando en como someterla a mi antojo, es rebelde indomable, y muy hermosa, Tan hermosa como solo ella puede ser."

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