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Cuando vuelvas a mí 2

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Perpemint
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Sinopsis

Ella aparece en su vida de una forma extraña, con un pasado misterioso y triste. Está seriamente cerrado, ya se ha metido en muchos problemas. Dueño de una cadena de famosos bares y discotecas en Río de Janeiro. Su única familia es su hermano y su cuñada. Ocurre una tragedia. Y un ser diminuto une a Oscar y Valeria en una pasión alucinante. ¿El amor lo cura todo? ¿Qué les tenía planeado el destino? Ven a descubrir y déjate encantar por la historia de esta pareja llena de altibajos.

RománticoDulceUna noche de pasiónSEXOrománticasAmor-OdioAmistadCelosoChico BuenoChica Mala

Capítulo 1

''El viento envidió su olor

Y la primavera le trajo flores

Hasta los que pasan rápido pueden notar

Tu gracioso andar, morena

En el ligero baile de tus piernas, morena

Y el viento que sopla vestido y cabello

Solo para revelarte, morena

Poema, sueños, versos, historias de amor

Canciones y chistes son para ella

Hasta el sol se quedó aquí

Porque él también se enamoró de ella

¿Quién es ella?

Regadas como flores

¿Quiénes son los amores en tu corazón?

Brotó como un milagro

Como la flor que crece en el suelo en el interior

¿Quién es ella?

Hay tesoros en sus contornos

¿Quién es ella?

¿Y quién no la amará?

¿Quién es ella?

Regado como flores

¿Quiénes son los amores en tu corazón?

Brotó como un milagro

Como la flor que crece en el suelo en el interior

¿Quién es ella?

Hay tesoros en sus contornos

¿Quién es ella?

¿Y quién no la amará?

¿Quién es ella?

Todo el oro para vivir un poco con ella ¿

Y quién no la amará?

¿Quién es ella?

¿Y quién no la amará?

Esa fue la última canción que escuché antes de pasar por todo el infierno en el que se había convertido mi vida. Me encantaron sus letras y escucharlas en su voz me calentó el corazón. Era como si solo estuviéramos él y yo, nadie más. Su mirada no dejó la mía ni por un segundo y sentí mi cara arder con el deseo de tenerlo. Sentí como si lo único que estaba bien en ese momento éramos él y yo y de alguna manera supe que el sentimiento era recíproco. Podía sentir mi corazón acelerarse y de alguna manera en su mirada vi algo que nunca antes había visto, vi a un Oscar único, mi Oscar.

Oscar

Pocas veces me he sentido como ahora. Esa mirada, junto con el brillo del fuego reflejado en su iris, despertó el deseo más profundo de mi alma, que se resumió en tenerte allí. No podía soltar sus encantos, como si fuera una droga y yo fuera un maldito adicto. Canté la canción dejando brillar todo lo que toca en mí, la canté mirándola a los ojos y sintiendo todo lo que no me había permitido sentir recientemente. Ella ha sido mi ancla en los días en que lo peor de mí es sacudido como el mar en un día de tormenta. Olvidé todo lo malo y me concentré en su sonrisa y vi que era todo lo que necesitaba para esa noche. Terminé la canción y vi reflejada en sus ojos una mezcla de confusión y lujuria que hizo que mi cuerpo reaccionara al de ella. Perder el control por ella no me pareció realmente malo. La conexión entre los dos dejó mi cuerpo agitado y en ese breve momento de silencio al final de la canción fue como si solo estuviéramos yo, ella, el calor del fuego y el deseo. Apenas escuché lo que decían los demás ya que por segundos el mundo se apagó, solo la inmensidad de los hermosos ojos azules estaban presentes, abrumando mis sentidos y volviéndome loco.

-¿Oscar? La voz de Felipe me hizo salir de mi trance y parpadear rápidamente un par de veces.

-Di algo ? Pregunté sin mirarlo, manteniendo mi atención en Valeria quien parecía serena sentada en el banco frente a mí con una postura erguida con sus hermosas piernas cruzadas y su cabello suelto meciéndose con la brisa que la golpeaba.

-Es bueno verte jugar de nuevo.

- Al parecer no lo olvidé. Respondí sin mucho interés en lo que decía.

-Me alegro que el tío Ben lo guardara con cuidado, después de todo le pertenecía a mamá antes de que ella te lo diera.

Al escuchar las palabras de Felipe, instintivamente aparté la mirada del instrumento que sostenía. Era viejo y tenía algunos rasguños. Había dejado de jugar hacía años y ni siquiera recordaba por qué, probablemente porque él me recordaba a ella y el recuerdo en ese momento me resultaba doloroso. Suspiré ante el recuerdo y traté de alejar los sentimientos que surgieron con ellos. Toqué algunas notas, absorbiendo todo lo que me provocaba la mera mención del pasado. Estuve distraído por esto por unos minutos y ni siquiera noté que alguien miraba todo lo que estaba haciendo mientras los demás hablaban de temas aleatorios. Cerré los ojos y pude ver el rostro de mi madre dibujado en mi mente, podía oler su perfume, su sonrisa y por primera vez recordar no fue doloroso. Abrí los ojos y me encontré con una mirada curiosa mirándome. Vi la reacción de su cuerpo ante mi mirada y supe que la afectaba de la misma manera que a mí me afectaba. La taza en su mano fue llevada lentamente a su carnosa boca y el líquido rojo corrió lentamente por ella, haciendo que mi cuerpo liberara espasmos involuntarios de excitación al imaginar su boca moldeada en otras circunstancias. Su mirada abandonó la mía y la inquietud se hizo presente en el movimiento de su pie izquierdo, mostrando que algo la molestaba. ¿Sería yo? ¿O el hecho de que ella intentó huir de mí? Mi subconsciente habló. Ella permaneció concentrada en el cristal como si estuviera absorta en lo que sucedía a su alrededor. Y el vino que antes estaba en su copa pronto dio paso al vacío, haciéndola levantarse y dirigirse a la botella más cercana. Maldita sea la hora de que esos alcohólicos le enseñaran a beber. Pensé. Aproveché su distracción y me acerqué y vi su cuerpo temblar al sentir mi toque en su mano mientras tomaba la botella de vino, un simple toque que iluminaba cada terminación nerviosa de nuestro cuerpo.

-Puedes... Hablamos juntos y su mirada conectó con la mía y ahora estábamos a sólo centímetros de distancia.

-Siéntete como en casa. Dijo dejando caer la botella. Su respiración era pesada, igual que la mía.

-Poder ? Dijo, sosteniendo la botella con firmeza y haciendo que la sirviera sin apartar la mirada de la tuya.

-Claro. Respondió con calma sin romper la conexión. Así que aparté la vista de lo que estaba haciendo y serví su vaso y luego el mío. Ella tomó un sorbo de la bebida y luego se dispuso a irse. Di un paso hacia un lado, impidiéndole salir y casi haciendo que chocara conmigo por su proximidad, lo que la hizo levantar una ceja y mirarme.

-Te ves hermosa esta noche. Dijo suavemente y sonrió al ver sus mejillas sonrojarse.

-Gracias Señor...