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Corazones protegidos

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Muffinschocolat
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Sinopsis

Secretos y mentiras, algunos son para proteger al ser amado, otros son para ocultar el mal. Rafaella Carter ha sufrido bastante durante toda su vida, pero con los años encuentra una solución a sus problemas. Pero no todo son flores y rosas. EM. Carter demostrará ser una mujer fuerte y poderosa, los hombres caerán a sus pies. Pero, ¿y si un hombre encantador se interpone en su camino?

Segunda Chance AcciónDulceRománticoPoderoso18+Amor-OdioChica Buena

1

Querido Corbin, no sabes lo que te espera.

Ella:

Siempre fui un niño educado, obedecía y no discutía, mi madre me enseñó que hay que respetar a los mayores, pero también decía que cuando se quiere hay que dar.

De hecho, era una mujer sabia, era amada y respetada y nunca inclinó la cabeza ante nadie. Incluso mi padre estaba aterrorizado con ella en ocasiones, especialmente cuando estaba enojada.

Pero ambos sabíamos lo cariñosa que era.

Mi padre ingeniero, mi madre abogada, vivíamos muy bien.

Me encantaba cuando papá me llevaba al trabajo y cada vez que lo hacía me aseguraba más que quería seguir sus pasos.

Éramos una familia feliz.

Éramos.....

Papá había prometido llevarme a su trabajo ese día, pero mamá tuvo una emergencia en el trabajo y papá tendría que llevarla y yo no pude ir.

Lloré, pero luego me regaló un chocolate mi niñera Ana, Ana me caía bien, era amable y yo también le caía bien, no era como las otras que me cuidaban, Ana no mira raro a papá, ella no me maldice cuando mamá no está cerca.

Ella solo me cuida.

Juega conmigo.

Ana me distrajo para que mis padres se fueran, no hubo tiempo ni para despedirme.

Horas después llegó la noticia que sacudió y cambió mi vida.

Un accidente.

Sin supervivientes.

Ella:

Después de venir a buscarme, me llevaron a una casa que ya conocía.

Es la casa del tío Julio.

El tío Julio era simpático, siempre bromeaba conmigo y me hacía reír pero creo que a su novia/esposa no le caía bien.

No sé lo que son, porque no estaban casados como mamá y papá, pero vivían juntos y tenían una hija de mi edad que se llama Patricia.

Creo que a Patricia tampoco le gusto, siempre que salimos a jugar me pega o me empuja.

Nunca le dije a nadie porque no quiero que peleen con ella.

Patricia es la primera que veo cuando bajó del auto, justo detrás de ella está su mamá Roberta y el tío Julio a su lado, él tiene una sonrisa triste en su rostro.

Así como yo.

Se acerca a mí y me abraza como si fuera lo más importante del mundo.

- todo saldrá bien mi angelito, estás con tu familia nosotros te cuidaremos - dice el tío julio.

Fue en ese momento que me di cuenta de que mis padres no iban a volver.

Pero lo que no sabía era que la única persona que formaba parte de mi familia en esa casa era la que me estaba abrazando, pero no tardaría en enterarme.

Y no pasó mucho tiempo.

años después.

Hacía más de un año que no estaba en esa casa, y cuando mi tío no estaba mi vida era un infierno.

Roberta definitivamente no me quería.

Patricia definitivamente me odiaba.

Por lo menos el tío Julio seguía igual conmigo, y como falta poco para que mi tío entre a mi universidad, voy a estudiar arquitectura, como siempre quise, ahora voy a seguir los pasos de mi padre.

Se suponía que mi graduación de la escuela secundaria tendría lugar en diciembre a fin de año, que fue hace una semana. Pero hubo problemas con la organización del evento, un accidente con el escenario y algunas cosas más que terminaron posponiendo la graduación para después de las fiestas de fin de año.

Hoy es día de enero. Mi cumpleaños es en tres días, el mismo día de la graduación.

Estoy tan feliz, me gradúo y soy un adulto el mismo día, y tres semanas después me voy a la universidad.

No podría estar más feliz...

- ¡¿Rafaela?!- me grita Roberta.

Me dirijo a ella que sostiene una bandeja en sus manos con galletas, pasteles y té.

- ¿sí tía Roberta?- digo, sé que odia que la llame tía.

- no empieces niña, mis amigos han llegado, toma la bandeja y sírvele, no me hagas sentir vergüenza, no es suficiente para que mi esposo te apoye y pague tu universidad, no me hagas tener que disculparme en tu nombre y sentir vergüenza cuando la gente habla de ti.

- Yo nunca haría eso, agradezco todo lo que el tío Julio hizo y hace por mí.

-Genial, te lo agradeceré cuando te vayas de esta casa y nunca vuelvas.

Ella dice que va a la habitación.

La sigo con bandeja en mano, veo damas de todo tipo, pero todas tienen algo en común.

El dinero de su marido y las ganas de hablar de la vida de los demás.

Colocar la bandeja en la mesita y les sirvo el té.

- Parece que entrenaste muy bien a tu sobrina Roberta - Escucho hablar a una señora muy chic, tiene un collar tan grande alrededor del cuello que creo que si se inclina un poco hacia adelante, se va a caer boca abajo en el suelo.

- ella es solo la sobrina de mi esposo, vive a costa nuestra, cree que hasta su universidad ahora la va a pagar. - dice Roberta y ya me hierve la sangre.

Por mucho que la respeté los primeros años que estuve aquí ella siempre hace todo lo posible para estresarme, hace dos años dejé de ser armoniosa con ella y comencé a devolverle todas las ofensas que me daba. Como decía mi madre "PARA QUERER TIENES QUE DARTE" no me respetó y cuando le respondí me exigió respeto.

Pero no dejaré que me humille delante de estas damas.

- Tienes razón, solo soy sobrina del tío Julio, porque ni siquiera estás casada con él. - digo y salgo de la habitación.

La escucho llamándome enojada de vuelta a la sala, apenas llegó al recibidor de la casa porque saldría a relajarme siento que alguien jala mis brazos y me da la vuelta.

- cabrona, además de que te llevo comida a la boca, ¿faltas el respeto delante de los demás?- grita ella - ahora te voy a dar una lección que hace tiempo que necesitas.

Apenas tengo tiempo para procesar sus palabras cuando siento que me da una bofetada en la cara.

Me arde la mejilla, seguro que me pegarían más si no sonara el timbre.

Ella me mira y abre la puerta.

Un policía está parado allí.

- Disculpe, estoy buscando a la señorita Rafaela Carter, ¿está ahí?- dice el policía.

Roberta me mira con sangre en los ojos.

"¿Qué estás haciendo ahora?", pregunta ella.

El policía me mira, sabiendo que soy yo quien me busca.

Saca una pequeña caja de su bolsillo con una nota y me la entrega.

La nota está manchada de sangre, miró sin comprender al policía que está parado en la puerta.

- señor. Rafaela, este obsequio fue encontrado junto al cuerpo de Julio Carter, luego de un fallido robo.

En ese momento pierdo a la única persona que me quedaba.

Escucho un grito de Roberta quien al poco tiempo se desmaya, en ese momento las damas de la sala salen a ver que pasa.

Veo al policía llamar a una ambulancia, él también me habla, pero no puedo escuchar nada de lo que dice.

Las lágrimas llenan mis ojos y agarró la pequeña caja en mis manos con mucha fuerza.

Hago lo que no pude hacer de niño porque no entendía el significado de todo.

Me siento en el suelo y me permito llorar.

Pasaron minutos u horas, no sé cómo decirlo, pero estoy en el hospital, donde está el cuerpo del tío Julio y donde sigue desmayada Roberta.

Escucho pasos en mi dirección y veo que Patricia se acerca, nuevamente no preveo lo que pasará y siento otra bofetada en mi rostro.

- ¿Qué hiciste con mi madre? ¿Por qué está en un hospital? - pregunta con miedo. - ¿Dónde está papá? ¿Por qué no está aquí?

- Patricia me hace caso... Tu madre se desmayó porque recibió una horrible noticia. - digo llorando.

Patricia tiene miedo Sé que lo es.

El tío Julio y Roberta son su mundo, como mis padres eran el mío.

Y ahora, como yo, se está perdiendo una parte de su mundo.

"¿Qué noticia es esta?", pregunta ella.

- El tío Julio sufrió un robo y terminó recibiendo un disparo, murió al instante.

Veo que no se mueve, lentamente mira hacia los lados y se lleva la mano a la boca y cuando pensaba que no iba a decir nada, un grito de dolor sale de su garganta.

Veo su dolor, también siento ese dolor y sé que ella está sufriendo más que yo en este momento.

Hago por ella lo que ella no hizo por mí, algo que sólo hizo el tío Julio apenas llegué a su casa.

La abrazo, y no hay diferencia entre nosotros, es como si las peleas nunca hubieran existido.

Solo hay dos primas que fueron criadas como hermanas.

Ella llora por horas y yo la acompaño, hasta que la enfermera dice que su mamá quiere verla.

Lo dejo ir.

Es solo un momento para nosotros dos, no puedo interponerme en eso.

Veo al mismo policía que se me acercó esta mañana.

Me pongo de pie y él me mira con tristeza.

- Lo siento señorita. Rafaela, pero necesito que me acompañes a la morgue, necesitas firmar unos papeles para el sr. Carretero.

El ojo sin entender.

- pero es Roberta quien debe firmar los papeles por ser su esposa, ¿no?

- sería si estuvieran casados en papel, como no lo son debe estar firmado por el familiar más cercano, por ti o por la hija, pero pude ver que ella no está en posición de hacer nada más que llorar por tu perdida .

Entiendo lo que quiere decir y lo sigo.

Ver el cuerpo de mi tío ahí sin vida me parte el corazón, el policía me da unos minutos a solas para llorar.

Después de unas horas con todo firmado y preparado para el entierro, me dirijo a la habitación donde está Roberta, no sé si soy bienvenido aquí pero entro de todos modos.

Ya es de noche y veo a Patricia durmiendo en la silla con la cabeza en el borde de la cama de su madre ya Roberta apoyando la mano en el cabello de su hija.

Ambos duermen.

En este momento me siento un poco celoso.

Todavía se tienen el uno al otro.

Siento un poco de frío en la habitación.

Agarró una manta que tenía en el sofá y tapo a Patricia que está durmiendo en la silla, arreglo un poco más la manta de Roberta y salgo de la habitación.

Me voy a casa, sé que mañana será un mal día.