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Capítulo 5.— ¿Una nueva conquista?

Me devano los sesos pensando en si le escribo o no. Al parecer esa mujer tiene un carácter jodido y tal vez me mande a freír monos, pero como decía mi abuela “el que no arriesga no gana ni pierde” Creo que voy a tomar la decisión de hacerlo, pero primero debo pensar que le voy a escribir no sea que cuente con la mala suerte de que haya cambiado de número y no esté actualizado.

Sigo revisando su perfil y veo que tiene muchas fotos junto a un hombre de edad, tal vez ese sea su padre. También tiene otras con otros que por la ropa que tienen puesta deduzco que son compañeros de trabajo.

Veo una foto que llama mucho mi atención, se encuentra muy sonriente y tras ella se encuentra un muchacho que la rodea con sus brazos, sus labios reposan en su mejilla derecha. Seguro este hombre puede ser su novio, lo imagino porque recuerdo claramente las palabras que me dijo sobre que a ella la besaba quien ella quisiera y que ya tenía quien le prestara la debida atención a sus labios.

«Ella no se imagina lo que su atrevimiento provocó en mí, lo tomé como un reto y si ella quiere jugar, estoy más que preparado»

No sé por qué razón siento una punzada en mi pecho, sería estúpido decir que son celos cuando la he visto una sola vez. Sigo revisando el resto de fotos y me encuentro con una en donde parece que le posa a alguien, esa mirada que tiene en esa fotografía hace que se me erice la piel, es algo que no puedo explicar con palabras, pero es una sensación tan extraña que no había experimentado antes.

Les aseguro que si pudieran ver mi rostro en este momento dirían que parezco un idiota. No pasa mucho tiempo cuando de repente escucho esa voz que me regresa a la realidad.

—¿Se puede saber a qué se debe tanta felicidad? —pregunta mi prima irrumpiendo en mi habitación—. ¿Acaso ya tienes una nueva conquista? No te atrevas a negarlo porque tienes cara de idiota.

—¿Acaso no te enseñaron a tocar la puerta? —espeto con molestia por el abuso de entrar sin anunciarse antes, es una mala costumbre que tiene que perder a las buenas o a las malas—. Tampoco tengo que darte explicaciones.

Se queda perpleja porque nunca antes le había hablado en ese tono de voz, por un pequeño instante me siento mal, pero luego recompongo mi postura para que no vaya a creer que es broma.

—Lo siento primo no fue mi intención. —hace un puchero que la hace ver tierna y derrumba mis barreras—. ¿Me perdonas?

Me quedo en silencio para que crea que sigo molesto, pero la voy a hacer sufrir un rato más para que se dé cuenta de que estoy hablando en serio. Cuando la veo que se gira para retirarse la llamo.

—Claro que te perdono mi cabra loca. —sonrió mientras palmeo a un lado de mi cama para que se acerque—. Debes aprender a no entrar así ¿Te imaginas que me hubieras encontrado desnudo? ¿O mejor dicho con alguna chica brindándole todo mi calor? Eso hubiera sido fantastico ¿No?

—Eres un idiota Rodrigo, como se te ocurre decirle esas cosas a tu santa prima —golpea mi hombro y luego me abraza—. Pero igual te quiero mucho. ¿Ahora si me vas a decir por qué estás tan feliz? —insiste queriendo que le dé información y a la vez desvía su mirada a la pantalla de la laptop.

Cierro la laptop para que ella no vea lo que estoy haciendo, esto lo voy a tener como un secreto hasta confirmar si realmente me gusta esta mujer y lo más importante averiguar si tiene novio o no. De todas maneras, eso no es impedimento para un Evans. En mi caso cuando quiero algo, solo voy por ello y lo obtengo por las buenas o las malas.

—Vamos a decir que mi felicidad se debe a que alguien hizo algo por mi hoy. —toco la punta de su nariz con mi dedo índice—. No preguntes más por qué no vas a lograr obtener más información.

—No seas cruel, primo, quien sabe y puedas necesitar de la ayuda de tu amada, bella y adorada prima. —dice mirando el esmalte de sus uñas y como siempre no tengo dudas de que es una narcisista de primera—. ¿Me vas a contar? —enarca una de sus cejas.

Respiro hondo recostándome sobre el cabezal de la cama, me cruzo de brazos y cierro mis ojos ignorando su presencia. Todo se mantiene en silencio y cuando abro los ojos para ver si ya se ha ido me sorprende con un almohadazo en la cara.

Con esa acción empezamos una guerra de almohadas recordando viejos tiempos. De niños este era uno de nuestros juegos preferidos y hasta el día de hoy lo seguimos haciendo. Creo que si nuestro abuelo se diera cuenta en este momento de nuestro juego estupido, como él lo llama ya nos estaría dando bastonazos.

Seguimos jugando hasta que finalmente caemos desplomados sobre la cama, todos sudorosos y muertos de la risa.

—Razón tiene el abuelo al decir que somos unos inmaduros. —ríe a carcajadas al punto de ahogarse con su propia saliva—. ¿Sabes?, no me importa en lo minimo lo que piense.

—Katya recuerda que siempre hay que disfrutar la vida sin importar las opiniones de los demás. —respiro hondo—. Seguro el abuelo no la tuvo fácil y por eso es así. Recuerda que en su época las cosas eran totalmente diferentes.

—Tal vez es cierto lo que dices, pero estamos en otra época. —se encoge de hombros restándole importancia.

—Bueno, mejor vamos a cambiar de tema. —interrumpo porque no quiero indagar en la vida del abuelo—. ¿Cómo te va en la universidad?

—Me va excelente, no te imaginas los chicos guapos que estudian conmigo. —muerde su labio inferior—. Me gusta uno, pero ya sabes como soy popular ni me voltea a ver.

A veces me preocupa mi prima, es una chica muy noble, cariñosa y amorosa. La maldad en este mundo es tan grande que se han perdido mucho los valores, pero lo que más me gusta de ella es que ante cualquier cosa siempre mantiene su autoestima alta. No entiendo como teniendo novio tiene el descaro de pretender tener otro cerca. Creo que eso es parte de nuestra genética. Menos mal ya está a punto de terminar su posgrado en psicología.

Pasamos horas conversando sobre los planes que tiene para las vacaciones, dentro de eso un viaje que quiere hacer a Egipto, ese siempre ha sido su sueño desde niños. También me habla sobre la relación que tiene con el idiota de su hermano, ella dice que la quiere a su modo pero la quiere.

Comenta que últimamente se encuentra centrado en hacer todo lo que el abuelo le pide, por qué es él quien se quiere quedar con la presidencia de la compañía. Eso que cuenta no me agrada para nada porque por más habilidades que tenga le hace falta mucha experiencia y esa la tengo de sobra. Solo yo puedo ser el sucesor de mi abuelo.

Cuando veo la hora en mi reloj me doy cuenta de que van a ser las 2:00 de la madrugada.

«Con razón los ojos se me estaban cerrando» el tiempo junto a mi prima se pasa en un abrir y cerrar de ojos.

—Katya ve a dormir que ya es tarde. —la sacudo para despertarla, se estaba quedando dormida en mi cama—. Necesito descansar y tú eres un estorbo.

—No seas así, Rodrigo, déjame dormir aquí, me da flojera ir hasta la otra planta. —dice en medio de un bostezo—. Además, tu cama es bien amplia para albergar a mas de seis personas.

—Levántate y ve a tu habitación, no quiero problemas con mi tío. —la sacudo con mucha más fuerza para que termine de despertarse.

A regañadientes se pone de pie y la veo salir por la puerta, pero antes de salir me saca el dedo del medio y luego me lanza un beso de buenas noches.

«Mi pequeña cabra loca, nunca va a cambiar» espero que siempre mantenga esa actitud de mierda que se carga.

Regreso a la comodidad de mi cama y me meto entre las sábanas tomando el celular con la intención de mandar un mensaje.

«¿Qué estará haciendo mi pequeña testaruda?»

Tomo una gran bocanada de aire y comienzo a escribir un WhatsApp. Escribo el mensaje una y otra vez, pero no me gusta lo que escribo. Parezco un puto adolescente. Finalmente termino por teclear:

“Sabrina, mi dulce doctora, no he dejado de pensar en ti desde que te vi

RE”

Le doy enviar antes de arrepentirme de mi gran estupidez. No espero una pronta respuesta, pero le rezo a todos los cielos que sea ese su número.

Dejo mi celular sobre la mesa de noche y me acuesto a dormir porque mañana me espera una gran cantidad de trabajo en la oficina de la cual no me voy a poder librar así lo desee.

Debo dar todo de mi para que el abuelo termine de convencerse de que el único capaz de tomar las riendas de la empresa soy yo y no el imbécil de mi primo.

Con ese último pensamiento cierro los ojos con la imagen de una hermosa mujer en mi mente,

«Mi hermosa doctora alias Sisy Pink»

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