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Caos de mi vida 1

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J.a.a
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Sinopsis

¿Conoces esos días de clase en los que no puedes esperar a llegar a casa, acostarte y descansar? Sí, esto me pasó por milésima vez. ¡Qué clase más aburrida, Jesús! Durante toda la clase, mis pensamientos estaban solo en mi cama y mi almohada. Soy una persona que odia dormir sin mi propia almohada, y cada vez que duermo sin ella, me quedo despierto toda la noche. Simplemente no duermo. Cuando era niño, decía que solo yo dormía en mi almohada y nadie más lo haría. Con eso, lo llevé a todas partes, para no correr el riesgo de que otra cabeza, además de la mía, yaciera en mi almohada. Todavía tengo esta obsesión, pero ya no llevo mi almohada donde quiera que vaya. Bueno, cuando lo consigo, lo tomo. Quería traerlo cada vez que tenía que enfrentarme a la clase, del profesor que más odio. Siempre en su clase, quiero dormir, pero no puedo, porque necesito sus explicaciones, para poder aprender, pasar el año y poder trabajar.

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1

Estoy en el primer año de la escuela de negocios y todavía me quedan tres años antes de graduarme. Siempre me ha gustado administrar algo, así que me encanta eso, administrar. También estoy haciendo esto por mi padre, ya que su sueño era que yo me graduara en la misma área en la que él se graduó. Cuando me gradúe, lo cual, si Dios quiere, será a la edad de veintitrés años.

Aún quedan unos meses para nuestras vacaciones y ya cuento con los dedos. Para ser más exactos, todavía quedan cinco meses y medio. No porque no soportara estudiar, sino para deshacerme de ese profesor, mejor conocido como: profesor chatonildo. No niego el apodo, el tipo es realmente molesto. Si alguno de sus alumnos no está de acuerdo, esa persona está loca.

Cuando salí del aula, acompañado de mis dos compañeros, seguimos nuestro camino habitual para encontrarnos con Carol. Carol es mi mejor amiga, hemos sido amigas desde que éramos niñas, así que la considero mi hermana. Cuando nuestras madres estaban embarazadas, dicen que desde que estábamos dentro de la barriga, ya sentían que íbamos a ser grandes amigas, porque si una pateaba, la otra pateaba entonces la otra también. Es un poco raro, pero eso es lo que dicen.

Cuando Carol y yo cumplimos la mayoría de edad, decidimos mudarnos juntos. Vivimos en un apartamento alquilado y los dos compartimos los gastos. Carol estudia moda, porque desde pequeña le encantaba vestirme, como si yo fuera su modelo. Yo era prácticamente su muñeca humana. Pero está bien, incluso me gustaban nuestros tiempos. Y a decir verdad, me vistió muy bien, ¿ves? Creo que ha tenido este don desde que era un niño.

- ¡Ahí está ella! - Bianca señala al final del pasillo, donde vio a Carol.

Miré en la dirección que señalaba y vi a Carol, que ya se dirigía hacia nosotros. Mi amiga se acerca, cargando uno de sus cuadernos que diseñan su ropa. Carol tiene tan buen gusto. Siempre vestía bien, hacía combinaciones increíbles, que super combinaban. Carol desde pequeña ya tenía el espíritu de la moda. Por diseño. Ciertamente, si montara una marca de ropa, sería muy reconocida.

- Te encontré. - dice sin aliento, como si hubiera corrido. Miré su cuaderno, pero luego miré su rostro. - Pensé que te habías ido un poco antes, así que fui a encontrarte cerca de la salida, pero luego me acordé del profesor Chatonildo. - todos nos reímos, la forma en que habló de nuestro maestro.

Cuando es su clase, se toma un tiempo para terminar la clase y es muy raro que termine a tiempo. La mayoría de las veces somos los últimos en salir de la habitación. Cosa extremadamente molesta.

- Lo conoces, ¿verdad? - Gilson le guiñó un ojo, quien se echó a reír.

Puedo considerar a Gilson mi mejor amigo y a Bianca mi segunda. Desde que entré a la universidad, me llevo bien con ellos. Los dos han estado saliendo durante dos años y medio y lograron venir y estudiar en la misma universidad. Y con más suerte, cayeron en la misma habitación. Siempre que hay una actividad que hacer o un trabajo, siempre somos los tres.

- Pobrecito. - Carol hace pucheros, fingiendo sentir pena por nosotros. Los miré, se estaban riendo. - ¿Nos vamos, Babi? Estoy loca por mi cama. - se abrazó a sí misma y cerró los ojos, imaginándola acostada en la cama, abrazando a su peluche.

Carol ya es adulta y todavía duerme con un osito de peluche. Pero no lo creo, dejé el mío hace tres años. Además, el oso es muy lindo. No un oso, una nutria. Carol siempre ha estado loca por este animal, por lo que se considera su animal favorito. Es una locura, pero es parte de su locura.

- Vamos. - Dije, dirigiéndome a Bianca y Gilson. - ¿También te vas? - Les pregunto. Gilson pone su brazo alrededor del cuello de su novia y la besa en la mejilla.

- Vamos. Hoy tengo compañía de cama. - sonrieron.

Caminamos hasta la salida de la universidad, hablando de diferentes cosas al azar. Una cosa somos: Random. Nos despedimos de la pareja y nos dirigimos hacia el auto de Carol. Entré y me senté en mi asiento mientras ella se sentaba en el suyo.

Llegamos a casa, a nuestro rinconcito que tanto amamos y cuidamos, decidiendo solo acostarnos y dormir. Siempre llegamos a casa alrededor de las h, por lo que siempre estamos cansados de la escuela y el trabajo.

Yo trabajo en una galería y Carol en una tienda de ropa. Mientras estudia moda, trabaja con ella, lo que ayuda a su desarrollo. Yo trabajo en una galería, porque el arte es mi pasión. Primero la gestión, segundo el arte. Tengo varios cuadros que pinté, por el apartamento y, por increíble que parezca, la exageración de los cuadros no es extraña. En el balcón del departamento tengo mi rinconcito de pintura, donde siempre paso mi tiempo, cuando no tengo nada que hacer.

- ¡Cama! - Carol llama. - Estoy llegando. - Me río y la veo entrar a su habitación, apoyándose contra la puerta.

Fui a mi habitación, tiré mi mochila en un rincón y fui directo a mi armario a buscar mi pijama. Me cambio de ropa, me pongo mi pijama de gatita y me voy a mi cama, acostándome en ella. Levanto la colcha, me acuesto debajo, me acomodo en la cama, para dormir bien.

Cierro los ojos, ya sintiendo que el cansancio se apodera de mí. Mañana empezamos el día temprano.

━━ • ✦ • ━━

Entro en la galería y veo a Mia arreglando algunos cuadros en la pared. Me acerco a ella, ni siquiera se da cuenta de que estoy aquí. Miro a mi alrededor y noto algunas pinturas nuevas. En un momento u otro, la Sra. Will se lleva algunos de mis cuadros para venderlos. Ella básicamente me compra a mí. Siempre estoy feliz y contento cuando alguien lo compra. Y estoy aún más feliz y contento, porque les gusta algo de mí. Mi trabajo.

Estaba tan cerca de Mia que aún no notaba nada. Estaba conteniendo la risa, pero sabía que si ella no se daba cuenta rápidamente, terminaría riéndome. Mia se da vuelta, sorprendiéndome detrás de ella, quien se tambalea hacia atrás, pateando accidentalmente una pintura. Menos mal que es de plástico.

- ¡Su loca! - grita, mirándome de nuevo, después de asegurarse de que no le pasó nada al cuadro. - Podría morir del corazón, ¿sabes? - Su mano está sobre su pecho, que asumo está latiendo rápido. Me río de la reacción que tuvo y luego me acompaño.

- Buenas tardes, cariño. - digo, dejando de reír y ella también. Mia hace una mueca, se cruza de brazos y hace pucheros.

- Podrías haber perdido a tu amigo, ahora mismo. Me acerqué a ella, abriendo mis brazos y abrazándola. Ella no se mueve.

- Lo siento, amigo. - La siento descruzar los brazos, abrazándome de vuelta, con un fuerte abrazo. Partimos. Miro hacia un lado, cuando me doy cuenta de la presencia de un cliente. Miro a Mía.

- Anda tu. - me empuja hacia el cliente, y vuelve a ordenar los cuadros en la pared.

Me acerco a la mujer, con una sonrisa amable.

- Buenas tardes, ¿necesitas ayuda? - la mujer me mira, con una sonrisa amistosa y amable en su rostro. Me encantan los clientes así. La mujer mira la pintura frente a ella, luego me mira a mí.

- Me gustaría ver el valor de este cuadro. - Señala el cuadro y en cuanto me doy cuenta de cuál es, siento que mi corazón estalla de felicidad. es mi pintura La felicidad corre por mis venas en este momento. Mi sonrisa se ensancha.

- Claro.

- ¡Angélica! - Señora. Will grita detrás de mí. Nos volvemos hacia ella, y ella sonríe, caminando hacia nosotros.

- ¡Verónica! - Angélica abraza a la Sra. Will, como si ya fueran muy íntimos. Deben ser amigos. Bueno, se ven bastante bien. Señora. Will me mira.

- Déjame conseguirlo, cariño. - dijo amablemente. Sonrío y me alejo de ellos, dejándolos solos. Voy detrás del mostrador.

Le entrego el cuadro a Angélica, junto con la factura, y ella me agradece muy amablemente. Me gustaba. Le di las gracias y me giré hacia Mia, que estaba prácticamente a mi lado.

- ¡Me compró un cuadro! - celebro, saltando hacia mi amigo, quien sonríe feliz.

- ¡Felicitaciones bebe! - La miro con brillo en los ojos, con una sonrisa de oreja a oreja, y con una felicidad aún mayor.

Hoy gané el día.

....

Carol apareció en la puerta de la galería tan pronto como se cerró. Ella siempre viene a recogerme a tiempo, así que no tengo que esperar. Me despido de Mia y la Sra. Will y yo nos subimos al auto.

- Oye, ¿cómo estuvo el trabajo? pregunta, arrancando el auto, haciendo nuestro camino para irnos.

- ¡Una mujer compró un cuadro mío! - Hablo emocionado, sonrío ampliamente y me retuerzo en el asiento. Carol me mira, con una sonrisa de satisfacción en su rostro.

- ¡Que bueno! ¿Cómo se llamaba ella? - Carol me mira, pero vuelve a mirar al frente.

- Angélica. Muy amable de su parte. Señora. Will la conoce, luego hablan un poco.

- ¿Pero ella sabe que pintaste el cuadro?

- No. Pero está bien. Recién comprándolo, estoy feliz. - Sonrío, junto con Carol.

Cuando llegamos a casa, ya habíamos decidido quién se ducharía primero. Agarré mi ropa, junto con mi toalla y fui al baño.

Habiendo tomado una ducha, me arreglo el cabello, me miro al espejo del baño y me arreglo la ropa. Vaqueros y blusa. Bastante básico. Salgo del baño y luego entra Carol. Mientras me duchaba, me puse mis tenis y organicé un poco mi mochila.

Salí de la habitación, con mi mochila en la mano, la dejé en el sofá y me dirigí a la cocina. Cogí una manzana del frutero y le di un mordisco.

Carol salió del baño vestida y se fue a su habitación. Estaba jugando con mi celular cuando ella aparece en la cocina y toma algo del refrigerador. Termino de comer mi manzana, mientras Carol termina su plátano. Volvimos al baño para cepillarnos los dientes e ir a la universidad.

Agarro mi mochila, dirigiéndome hacia Carol, quien ya estaba en la puerta, esperando a que me vaya. Subimos al ascensor y fuimos al garaje. Vivimos en el octavo piso y una de las mejores cosas del apartamento es la vista desde el balcón. Es simplemente perfecto. Cuando pinto, siempre miro la vista y, a veces, con ella, me inspiro para pintar. Creo que ahí está mi rincón favorito del apartamento.