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CONQUISTANDO LA ODIOSA

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vaquero
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Sinopsis

Recuerdo cuando era pequeña, simplemente dócil y tímida, una de esas niñas que se sientan en los prados a recoger margaritas y hacer collares largos o pulseras para ponerse. Mi piel siempre se ha mantenido blanca y limpia. Mis labios son rosados, de un color rojizo oscuro, como si usara lápiz labial todos los días, pero siempre han sido carnosos y fríos. Mis pequitas en una carita pálida, mi cabello y rizos rojizos. Siempre he pensado en lo que creía que era correcto para los demás, nunca para mí. Por ejemplo, a los dieciséis años renuncié al que creía que era el gran amor de mi vida. Estaba en quinto B, y era el chico más buscado de la escuela, pero a mi mejor amiga también le gustaba. Así que un día de diciembre, exactamente el diecisiete, cómo no olvidar nunca esa fecha, yo estaba en el armario del conserje besando a Jacopo el mejor amigo del chico de la quinta B. Una escena lamentable, no describiré mucho, excepto por el hecho de que su lengua llegó a mi barbilla, recuerdo que tenía un sabor extraño, creo que el sándwich de salami que acababa de comer y su lengua también tenía unos puntos extraños que arañaban la mía. Entonces mi mejor amigo conoció a Stefano que yo pensaba que era mi gran amor y mejor amigo de Jacopo, estuvieron juntos cinco meses, luego él se dedicó totalmente al fútbol y ella sufrió mucho. Hoy, diez años después, se casan y, sinceramente, me alegro de no haberlo conseguido, ha perdido el encanto y el pelo también, la calvicie no tiene nada de malo, pero prefiero una hermosa cabeza gruesa y sexy. cabello. Acerca de Jacopo tiene una cadena discográfica importante y muchas mujeres hermosas alrededor. Cosa que no le importa, considerando que se declaró gay a los veinte años. Tomo otro trago y mi mejor amiga hace su primer baile de casada, mientras me compadezco de mí misma por ser una perdedora italiana soltera de 26 años.

Historia PicanteRománticoSegunda Chance SecretosAcción18+PosesivoHumorDulceUna noche de pasión

1

-Señorita De Santis- Nunca olvidaría esta odiosa voz por nada del mundo.

-¡Ruggero Ruggeri, tus padres de verdad te deben haber odiado!- Me volteé con la sonrisa más falsa del mundo.

-¡Matilde!- Se sentó a mi lado, hay varias razones por las que le permití sentarse allí en la barra del bar, mientras me compadezco de mí misma.

Primo es el hermano de mi mejor amiga, Nicole.

Segundo, porque de lo contrario me hubiera cabreado todo el tiempo y no me hubiera dejado estar

-¿Cuánto tiempo hace que no nos vemos? ¿Desde el día de la graduación?- Asentí y efectivamente es verdad. -Y desde que me mudé a Roma por trabajo.- Sonrió. “¡Ser editor en jefe es agotador!” Levanté una ceja. -¡La secretaria del editor en jefe si alguna vez!- Volvió a sonreír, poniendo los ojos en blanco.

-¡Oh, sí, no todos han alcanzado sus sueños!- resoplé, sus malditas excavaciones.

-Ruggero, por favor, aquí no, en la boda de tu hermana- por una tercera razón, es mi cuento de verano de hace siete meses.

-Te fuiste en medio de la noche, ni un mensaje ni una llamada, estuvimos juntos, aunque solo fuera por tres meses, ¡la pasé muy bien!-Feci se encogió de hombros.

-Tarde o temprano las historias terminan. Entonces lo dijimos, ¡fue solo una cosa de verano!- Bajó la cabeza y me puse de pie.

-¡Ahora me tengo que ir, son las dos y tengo un avión para Roma en cuatro horas!- Fui a saludar a mi mejor amiga, la besé en las mejillas, saludé a Stefano y luego a Jacopo, finalmente me fui directo a mi habitación de hotel.

-¿Señorita De Santis?- El chico del Salón vino hacia mí.

-¿Sí?- Me di la vuelta. Estaba cansada y exhausta, solo quería irme a dormir. -¡Esta mañana llegó un paquete para ti!- exclama.

¿En el hotel? Un paquete para mí, llevo aquí dos días, ¿quién podría enviármelo?

-¿Lo has abierto?- le pregunté.

-¡No señorita, no tenemos que hacer eso!- Acepté el paquete y me subí al ascensor.

Miré el paquete y ni siquiera tenía boleto, en lo que a mí respecta podría contener hasta una bomba.

Entré en mi habitación y primero me quité los tacones

Crucé el umbral de la habitación, tiré todo alrededor, no tengo ganas de poner las cosas en orden.

Después de desnudarme por completo y ponerme algo cómodo, decidí abrir el paquete que me habían enviado.

Era de Ruggero, resoplé un poco, no lo amaba, probablemente ni siquiera a él.

Dentro estaba la estrella que compró junto al mar.

Se lo había olvidado, le pedí que me lo enviara varias veces cuando estaba en Roma, pero nunca lo hizo.

"Cuando te vayas de nuevo, tendrás otro recuerdo de mí".

Estaba escrito en una nota dentro de la caja.

Le agradecí por mensaje y me respondió que me dejara escuchar pronto, aunque sea para tomar algo de vez en cuando, en amistad.

Así que por la mañana corrí a mi vuelo, muerta de cansancio volví a casa, a tirarme de nuevo en mi dulce y cómodo colchón.

Mi madre me había hecho diez llamadas durante el vuelo, no contesté ni una, estaba cansada y solo quería dormir, la llamaría más tarde.

Cuando estaba a punto de quedarme dormido en mi cama, decidió hacer la undécima llamada telefónica. Le respondí en un tono molesto y cansado.

-Cielos Matilde, me dijiste que me avisara cuando te ibas y cuando regresabas, no he dormido en toda la noche, ¿estás bien?- Me senté en mi cama.

-Sí mamá estoy bien, estuve a punto de perder el avión, no llegué a tiempo, ¡perdón!- Suspiró.

-Entonces estoy tranquila, descansada, hasta luego-su tono siempre es tan tranquilizador.

-Sí, a ti también, un beso, te quiero-. Tiré el celular en mi cama y me tiré de nuevo.

En ese preciso momento alguien empezó a tocar el timbre de mi casa ya dar fuertes golpes en la puerta.

Gritando por toda la casa fui a abrir.

-¿Te parece ese el camino? Desapareces por dos días, no contestas mis llamadas y ni siquiera escuchas de mí para decirme que estás bien- Oh sí, él es mi editor en jefe, chico del que me enamoré.

-Te envié un e-mail, dos cartas de aviso en tu escritorio y llamé la noche antes de irme de Víctor- Empezó a leer en su celular, me senté en el sofá.

Tenía sueño, mucho sueño.

-¡Tienes razón! ¡Ah y estás en ropa interior!-Tomé mi cobija enseguida, se tiró en el sofá, estaba tremendamente guapo, incluso vestido sin chaqueta y corbata, remera negra y jeans.

-¡Me asusté Matilde, no sabía dónde estabas después de nuestra pelea!- suspiré.

-¡Ya no pienso en eso, tu secretaria siempre está aquí!- Me abrazó, y eso fue todo, sentirme como en casa, mi jefe es un cabrón, pero también mi mejor amigo, desde hace quince años.

-No tenía que decirte lo que sentía por ti, ¡eso es todo!- dije cerrando los ojos.

-Te obligué, has estado raro últimamente y yo también, pero los dos sabemos que es arriesgado, en la compañía hablarían y ahora que estás a punto de escalar el otro pico pensarían que eres recomendado, en lugar de pensar que lo estás haciendo todo tú solo -. Me encogí de hombros.

-No me importa, si piensan lo que quieren, se que lo he logrado, si tu sientes lo mismo, como me dijiste hace tres dias, entonces por que no arriesgarte?- levante la cabeza y nuestros ojos reunió.

Inclinó suavemente la cabeza y levantó mi barbilla para besarme.

Un beso dulce y delicado.

Pero lamentablemente las cosas buenas, al menos para mí, duran poco y esto pasó hace un año, duramos exactamente doce meses.

Mientras que los quince años de amistad se hicieron añicos.

Tengo mi propio estudio mientras él me dejó por otro.

-¡Señorita De Santis, su café!-Mi secretaria.

-Gracias Gloria, ¿podrías pasarme las citas del día?- Ella asintió, sonreí y agarré ese néctar sagrado llamado café de las tres de la tarde.

Cuando no tengo nada que hacer en la oficina, me quedo quieto mirando por la ventana, estoy de vuelta en Florencia, siempre vivo solo, no con mis padres, pero estamos separados por cinco minutos.

Mi madre me visita a menudo después de la cena, mientras mi padre tiene partidos de fútbol, ella disfruta de una taza de té conmigo.

Tengo otras dos hermanas, una estudia en Nueva York, la otra asiste a la universidad en Francia, ganó una beca para estudiar allí.

Yo, por otro lado, continué mis estudios en Italia, para obtener mi título en administración de empresas.

Ahora mi objetivo es convertirme en administrador, lo sabré todo en menos de un mes.

-¿Señorita Desantis? ¡Tiene una cita en cinco minutos!- Asentí.

-Tengo tiempo aun ahora, si ya llego que se siente!- Sonrió.

"¡Está bien!" Coloqué algunos papeles en mi caja fuerte en la oficina.

-¡Me dijeron que era misterioso, no me pareció suficiente para esconder documentos en la caja fuerte!- Cierra la caja fuerte con tanta fuerza que retumbe en todas las oficinas.

Estaba jodidamente asustado.

-¡No quería asustarla!- Me di la vuelta, buscando la mirada del pendejo que me había asustado, el sol iluminaba su rostro y el reflejo en sus ojos azules era inquietante.

-¡No te preocupes, toma asiento!- Suspiré.

-¡Matteo Leone, director gerente de la firma de Nueva York!- Me estrechó la mano.

-Matilde De Santis, ¿por qué estás aquí?- Tomó asiento, desabrochándose los botones de su elegante chaqueta azul, y se quedó mirando mi whisky, sobre la mesa debajo de la ventana.

"¿Quieres un poco?" asintió.

- ¡Con mucho gusto, sin embargo, tengo curiosidad por conocer a la persona que tomará mi lugar! - Abrí la boca, luego suspiré, serví el whisky y le entregué un vasito.

-No es un poco pronto para perder la cabeza, todavía no he obtenido una respuesta. Sé que el jefe de mi jefe tiene un hijo al que le gustaría poner a cargo, y le gustaría abrir una segunda empresa para ubicar a otras cuarenta mil personas alrededor- Sonrió.

-Soy el hijo de la jefa de su jefe, la señorita DeSantis, no me mudaré de mi empresa, pero usted administrará la nueva, ¡mi padre murió hace una semana!- Me bebí el whisky.

-¡Condolencias!- dije en un tono amargo y con la garganta en llamas.

-Por eso redacto todo su testamento antes de morir, me dijo que la habia conocido en una reunion y que la encontro impecable, decidio darle su empresa o mas bien administrarla, pero ella es libre de no aceptar! -Yo medio grito.

-Diablos si, acepto, llevo siete años tratando de escalar la montaña, seguí estudiando hasta hace un año solo para llegar ahí- Se puso de pie, tocó su cabello negro con sus dedos, sonrió, se acercó a mi mesa , se sirvió más Whisky en su vaso diciendo:

-Bueno, te espero en una semana en Nueva York, ¡le pediré a mi secretaria que reserve tu boleto!- Me acerqué, toqué su hombro, él miró fijamente mi mano casi. disgustado.

-Disculpe, ¿una semana? ¡Tengo que cuidar la empresa, darle la oportunidad a mi jefe de encontrar otro reemplazo!- sonrió.

-Qué jefe, tú eres tu jefe ahora, en lo que a mí respecta, lo era incluso antes de que ella dijera que sí. Los papeles han sido firmados, ya eres el director gerente de los Estudios en Nueva York - en ese preciso momento la puerta de mi oficina se abrió de repente.

-¡Lo siento señorita De Santis, traté de detenerlo!- El hombre que casi había roto mi puerta de vidrio, miró terriblemente a mi secretaria, el Sr. Leone y yo nos miramos sorprendidos.

-Disculpe, este es mi hermano, RiccardoLeone, ¡tenemos la primera empresa de mi padre en sociedad!- El hombre se acercó a mí, me tendió la mano.

-Riccardo Leone- Me volteé hacia mi secretaria.

-¡Tráiganos tres cafés por favor!-Cerré la puerta y con mis manos los invité a sentarse nuevamente.

-¿Hay un tercer hermano o puedo cerrar sin que nadie lo rompa? ¿Y quiénes son esos dos hombres que están en la puerta?- suspiró Matteo Leone.

-¿Tienes que llevarlos contigo a todas partes?-Riccardo Leone sonrió.

-Mi seguridad vale la pena y la tuya también, ¡papá murió por asesinato!- Abrí la boca de par en par, necesitaba otro trago, pero esta vez vodka.

-Entonces, ¿puedo preguntarte amablemente, por qué tengo el placer de tener tu presencia?- Me giré hacia Riccardo Leone, él levantó la mirada, idéntica a la de su hermano. Cabello castaño, barba ligera, misma postura, misma forma de vestir.

-¡No estoy de acuerdo con la elección que hizo mi padre!- Sentí que sus palabras pinchaban mi pecho.