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4 - 2

Negó con la cabeza y volvió a lo suyo con Carla.

—Iré por cerveza. —dijo Kayler.

Al irse, me acerqué más a Carolina.

—No he visto a Apolo. —le comenté.

Ella frunció el ceño y empezó a revisar el lugar.

—Tal vez deberías llamarlo. —sugirió.

Cómo no se me había ocurrido antes. Le dediqué una sonrisa tímida a Carolina mientras ella me miraba negando con la cabeza y riendo.

Saqué mi teléfono y marqué su número. Carolina se pegó al teléfono celular para escuchar. Lo puse en alta voz, éste ruido no dejaba oír nada. Repicó, repicó y repicó, pero no contestó.

La miré.

—De seguro está aquí y no escucha el teléfono. —trató de excusarlo.

Kayler apareció con tres vasos rojos. Cerveza. Le dio uno a Carolina y luego el otro a mí. Dudé, pero Carolina me codeó así que lo tomé.

—Kayler, ¿sabes dónde puede estar el tarado de Apolo? —le preguntó, pero se dirigió a mí rápidamente—Sin ofender. —sonrió, dándole un trago a su cerveza.

Reí.

Kayler lo meditó un poco.

—Creo que lo miré subir. —respondió.

—¿Con quién? —le inquirió ella.

Comenzó a negar con la cabeza pero al ver que Carolina lo fulminaba con la mirada, éste rió un poco pero después se puso serio.

—Iba con Evelyn. —soltó.

Sentí como que me tiraban un valde de agua fría. Carolina me volvió a ver, pero en su mirada no había nada de pena o así.

—Vamos. —me cogió de la mano y nos dirigimos escaleras arriba, no quería subir, claro que no, me daba miedo por lo que podía llegar a ver. Kayler empezó a ir detrás de mí y luego se posicionó a la par de Carolina.

Nos detuvimos en seco.

—Son muchas habitaciones. —dijo ella. —Nos vamos a dividir. Anne, revisa las del fondo, Kayler... —lo miró—Tú sabrás donde revisar. Y yo iré por las de enfrente.

Asentí cautelosa. Comencé a caminar hacia las del fondo, me llamó la atención una puerta entre abierta, ¿estará él allí?.

Comencé a temblar y a debatir si debería entrar allí. Armandome de valor me acerqué a la puerta, pero me detuve en seco al escuchar... Gemidos. ¡Santo Dios! ¡están teniendo sexo! Con todo el dolor de mi alma cogí el pomo de la puerta y la abrí, encendiéndo la luz en el proceso.

Capítulo 2 | La pequeña Anne.

Cubrí mi boca al mirar el espectáculo que yacía en la cama, las dos personas se detuvieron a mirarme con cara de vergüenza. Me cubrí los ojos de inmediato.

—Lo siento tanto. —murmuré.

—Anne, por Dios ¿qué haces? —cuestionó Will.

Sentí como dos personas venían en nuestra dirección.

—Anne, ¿los encontras...? —Carolina se detuvo en seco—¡Hay Dios!.

Will y Ale eran los que estaban en... Ese proceso. Pero no sabemos lo que Kayler pueda hacer, lo miré y también a Ale, estaba cubierta hasta la nariz con la sábana.

—Vaya, vaya. —Kayler se detuvo con los brazos cruzados.

—Anne te iba a decir que Apolo estaba abajo, también te busca. —me susurró Caro. La miré.

—Nos vemos abajo. —le dije sonriendo.

Caminé a paso rápido hacia abajo, bajando las escaleras de dos en dos. La música aquí se escuchaba más fuerte. Busqué con la mirada a Apolo y, en eso, unas manos cubrieron mis ojos, a juzgar por el olor que persivía sabía quién era. Coloqué mis manos en las suyas y las quité con cuidado, volteadome hacia él.

Apolo llevaba una chaqueta negra y su mirada no era la misma de siempre, ignoré eso y le di un abrazo.

—¿Dónde estabas? 一cuestioné, separándome de él.

Se rascó la nuca algo nervioso.

—Sabes que hay que hacer algunos trabajos... —me fue diciendo mientras me encaminaba hacia donde servían los tragos. —He estado averiguando algunas cosas sobre la manada vecina, algunos están indecisos sobre el invierno. En ésta época no hay presas fáciles. —explicó.

Lo miré interrogante, sentándonos en unos bancos.

—Bueno, no soy mucho de entender eso pero... —comencé diciendo, pero él me interrumpió.

—No tienes que hacerlo... —me calmó—Solo necesito que estés conmigo, ¿bien?

Asentí sonriendole.

Me depositó un tierno beso en los labios, lo acepté segura.

Después de pasar más de cinco horas en la fiesta, bailando y bebiendo, bueno, eso hacían las demás personas, yo no soy mucho de bailar ni de tomar, pero Apolo me acompañó toda la noche. Aparcó el coche frente a mi casa y le di un beso de despedida, mañana nos encontraríamos en el cementerio.

Esperé que el auto de Apolo estuviera lo suficientemente lejos para así meterme a la casa. Di media vuelta y pegué un salto al ver a un chico detrás de mí, observándome, con las manos metidas en los bolsillos delanteros de su pantalón.

Me asusté algo.

—¿Quién eres? —cuestioné, con el corazón a mil.

Podía ser un ladrón.

Sonrió malicioso.

—Mi nombre es Thomas. —respondió. —Te vi en la fiesta hoy. —comentó dando un paso hacia mí—Me parece que eres una chica muy linda.

Abrí los ojos del asombro y luego parpadeé varias veces ¿linda yo? Nah.

—¿Gracias? —respondí, más bien fue una pregunta.

Sonrió de lado.

—Es una pena que estés con Apolo. Él no es digno de ti. —dice, acercándose más.

Fruncí el ceño y reí, éste chico sí que es gracioso.

—Ni siquera te conozco, no hables y averigua primero. —lo rodeé para irme a mi casa pero él me detuvo del brazo. Lo miré mal.

—Creo que nos vamos a ver el martes en el instituto. —comentó soltandome.

¿Va a mi instituto? ¿como es que no lo había visto antes?

—Nunca te había visto... —murmuré.

Sonrió y empezó a caminar por la carretera, pero antes se volvió a mí.

—Nos vemos, pequeña Anne. —dio vuelta y, en un salto, se convirtió en lobo y se fue corriendo por la oscuridad de las calles.

Abrí mi boca totalmente confundida pero luego la cerré ¡Thomas es un hombre lobo! ¿y porqué presiento que ésto traerá problemas?.

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