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Bueno, ¿entras por el culo?

Sentí el calor de su cuerpo y noté un dulce languidecer recorrerme el cuerpo. El chico me acarició levemente el cabello, y mi clítoris respondió a esa inocente caricia. Quise sentir a ese chico dentro de mí.

– Anya, ¿de verdad se la das por el culo a todo el mundo? – preguntó Igor, abrazando a Anya y pegándola a sí.

– ¡Cómo crees! ¿Sabes dónde trabajo? ¡En un club de sexo! Allí hay un baño masculino, y yo atiendo a distintos hombres.

– ¿Se la chupo a todos y me cojo con ellos? – exclamó Igor con entusiasmo.

– ¡Y tanto que se la chupo, que doy por el culo y que participo en orgías! – respondió orgullosa mi amiga.

– ¿Y tú, Vika, trabajas allí también? – Artur me detuvo y me apretó contra él. Me invadió una sensación de ebullición, toda mi parte baja dolió de placer ante esa cercanía.

– Yo… no… yo no soy así…

– Ajá, todas decís lo mismo, ¡hasta que veis un miembro! – comentó el chico con sarcasmo.

– ¿Quieres tocar mi pitón?

– Más tarde – me sonrojé intensamente.

Llegamos a la casa. En el patio había otro chico asando brochetas. Al vernos, nos saludó con la mano.

– Este es Mitek, nuestro especialista en brochetas – dijo Artur.

– Chicas, acomódense, ya vamos a comer. ¿Quieren bailar? – preguntó Igor.

– ¡Podemos! – sonrió Anya.

Mi amiga sonreía juguetona a los chicos y con su actitud mostraba que no le importaría divertirse con ellos. Anya meneaba el trasero en todas direcciones, levantaba la falda como si estuviese haciendo un striptease, y todo al ritmo de la música, de tal forma que hasta Mitek se distraía de la cocina y se quedaba mirándola embobado. A todos les gustó mucho Anya, y claramente querían echarle un buen polvo. Yo me comportaba con más modestia.

Empecé a charlar con Artur, que no se apartaba ni un segundo de mí y trataba de tocarme por todas partes. Me contó que los tres vivían en una residencia, pero que aquí pasaban el fin de semana. Bebimos vino, y pronto los chicos se atrevieron con bromas subidas de tono y caricias explícitas, y el hecho de que ni Anya ni yo pusiésemos ninguna objeción los animaba aún más y alimentaba la idea de que hoy lo pasaríamos muy bien.

Me agradaba que dos chicos bailaran conmigo a la vez y me tocaran por todos lados. Y en cuanto a Anya, le encantaba que la manoseasen tan abiertamente, ¡los chicos ni se imaginaban!

– Bueno, chicas, ¿queremos empezar a cogernos ya? – dijo Igor, el más bajo y robusto del grupo, claramente el más fiestero de todos.

– ¡Oh, alguien ya no se aguanta! – se rió Artur.

– ¡Pues claro! ¡Todos sabemos para qué estamos aquí! ¡Al carajo las formalidades! – dijo Igor.

Durante un rato seguimos pasándolo bien, bebiendo más alcohol.

– Anitchka, ¿por qué no nos demuestras lo que sabes hacer? – dijo impaciente Igor y señaló su erección.

La chica se puso a reír y decidió jugar con el chico; fingió mirar algo en el suelo, se inclinó dejando al descubierto su apetecible culo. La falda se alzó tanto que solo faltaba un suspiro para ver si llevaba bragas. El chico tembló al verlo. Se atrevió a acercarse por detrás y puso sus manos en sus nalgas.

Sin cambiar de posición, Anya se giró hacia él y, con una sonrisa lasciva, dijo:

– ¿Quieres follarme el culo? ¿A qué esperas? Puedes entrar en mi culo primero, y luego me podéis follar los tres, ¡me encanta cuando todos mis agujeros se llenan de miembros!

Quedé en shock ante sus palabras. Ni siquiera sabía que ella podía ser tan provocadora.

– Bueno, ¿entras por el culo? – Con estas palabras se giró, se agachó y, desabrochando los pantalones de Igor, sacó de ellos un miembro pequeño pero grueso, con el glande achatado. – ¿O prefieres que primero te lo chupe?

Lo acarició con la mano y apartó los pelos que había sobre la piel.

– ¿Quieres que te lo chupe primero? – susurró Igor excitado.

– Tienes un miembro muy simpático – sonrió Anya, y luego lamió el glande, tomó el miembro en la boca y empezó a chupar.

Me quedé boquiabierta con lo que veía. Sabía, claro, que ella trabajaba de prostituta, ¡pero jamás habría pensado que manejaría a los chicos con esa facilidad! Lo hacía con tal profesionalidad.

¡Cómo se metió el miembro de Igor en la boca! ¡A ese chico con el que apenas la conocía!

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