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Amor en señas (Saga: Contigo)

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Sinopsis

Libro I - Escondida(Saga: Contigo) Libro II - Aprendrí a ser feliz (Saga: Contigo) Libro III - Amor en señas (Saga: Contigo) Libro IV - Me enamoré(Saga: Contigo) Libro V -Quédate(Saga: Contigo) Mi nombre es Ariel Panos y tengo veintidós años. Vivo en Brisbane, Australia y he estado en coma durante nueve meses después de un accidente. Me he recuperado bastante bien, mi cerebro no tiene defectos; Puedo hacer todo lo que necesito, no estoy paralizado y no he informado de ningún déficit cerebral que me impida vivir una vida muy normal. Al parecer, es como si prácticamente no me hubiera pasado nada. Solo hay un problema muy pequeño: no recuerdo absolutamente nada de mis veintidós años de vida antes del coma.

DulceUna noche de pasiónHistoria PicanteComediaAmistadSociedad18+Segunda Chance

1

Aunque no tenía recuerdos precisos de lo que sucedió en el torneo del año pasado, sabía que el coma y las secuelas se debían a mi participación en esa competencia el año anterior. No me habían dicho nada nuevo, por lo tanto, solo que… saber que alguien me había esperado tanto tiempo, que todos asociaban ese torneo con mi participación, fue algo fuerte para mí, desde el punto de vista emocional.

La gente me conocía, creía en mí, me amaba.

Otras cuatro personas se acercaron a los cuatro participantes, en señal de buenos deseos para la carrera; Lola se me acercó en ese preciso momento.

-¿Tienes ganas de hacerlo conmigo después, como todos los años?- me preguntó tímidamente, dándome una sonrisa alentadora.

Parpadeé lentamente y seguí mirándola.

-C-claro.- respondí finalmente, tartamudeando. -Sí, ciertamente.-

Le dediqué un atisbo de sonrisa y ella me la devolvió rápidamente, extendiendo la mano para dejarme un beso en la mejilla antes de sentarse en la arena a mi lado y prepararse para disfrutar de la carrera.

La primera en coger una ola fue Victoria; eligió esta última, y su manera de montarla me hizo adivinar inmediatamente que era una de las más temidas de la competición.

La propia Lola, a mi lado, maldecía de vez en cuando por lo bien que aguantaba la ola; no lo completó, pero la puntuación que obtuvo fue todavía muy alta, ya que había sido un buen viaje.

-¿Quién ganó el año pasado?- le pregunté de repente a Lola.

Sabía que ya le había preguntado a Chase la primera vez que vino a verme, pero precisamente por eso quería ver si sus respuestas a esa pregunta coincidían. Se giró para mirarme, tan sorprendida por esa pregunta como lo había estado Chase, pero finalmente me respondió.

-Nadie. Lo cancelaron. Después de lo que te pasó, ya a nadie le importaba ese estúpido torneo.-

Asentí lentamente y bajé la cabeza para mirar mis pies, hundiéndolos gradualmente en la arena. La mano de Louis se dirigió hacia mi toalla y alcanzó la mía; luego, se acercó y me dejó un ligero beso en mi hombro desnudo. Cuando me giré para mirarlo, me sonrió.

-Estás bien, ¿no?-, preguntó pensativo.

Cerré los ojos y asentí lentamente, curvando mis labios hacia arriba.

-Muy bien.- le tranquilicé mirándolo, y me apretó más la mano.

Era cierto, estaba bien; Nunca me había sentido tan libre como en ese momento.

La idea de que una vez terminado el torneo no tendría que volver al hospital, que podría comer fuera, quedarme en esta playa todo el tiempo que quisiera, hasta que se pusiera el sol y, por qué no, más tiempo si quería, eran todas excelentes razones para sentirme bien.

La primera manga terminó con Vicky en cabeza, seguida de Chase, quien, sin embargo, la distanció por varios puntos. Me gustaba mucho ella; Tenía una buena técnica y un manejo perfecto de las olas, de hecho, cuando vi a la segunda batería surfeando, incluida Lola, entendí de inmediato quién conseguiría el primer escalón del podio.

Y así fue: Victoria subió al primer lugar, seguida de Chase y finalmente Lola.

-Quería dedicarle mi victoria a Ariel.- dijo ella en cuanto le pasaron el micrófono, y todos -incluyéndome a mí, menos Louis- pusieron los ojos en blanco. -Cuando hayas reconectado lentamente todas las piezas, entenderás por qué.-

Y con esa frase terminó y le devolvió el micrófono al locutor, para luego bajar del podio. De inmediato los periodistas la rodearon, tomándole fotos y haciéndole mil preguntas a las que ella siempre respondía con una sonrisa.

-¿Tienes hambre?- me preguntó Louis en ese momento, habiendo pasado un rato del mediodía.

Asentí y le sonreí, así que me pasó el brazo por los hombros y salimos de la playa; él continuaba sonriendo frente a él, y yo sin poder apartar los ojos de la chica de cabello oscuro que amablemente respondía cada pregunta que le hacían.

Sin embargo, yo fui el único que notó que, mientras lo hacía, me vigilaba de cerca; Me encontré insinuándole una sonrisa espontánea la enésima vez que nuestros ojos se encontraron, y Vicky me la devolvió, levantando la medalla que llevaba alrededor del cuello en mi dirección.

Almorzamos en un lugar cercano, y mi madre me enviaba mensajes de texto constantemente preguntándome cuándo estaría en casa.

Cuando Louis me dijo que se detendría en el baño antes de irse, no me apresuré a comunicar que pagaría la cuenta; Solo lo noté cuando lo vi esperando frente al cajero, en la fila. Protesté desde la distancia tan pronto como se encontró con mi mirada, haciéndole entender que aún le daría mi parte, pero me ignoró.

Entonces comencé a navegar por las redes sociales y decidí buscar a Victoria en Instagram; Me sorprendió bastante cuando noté que entre las fotos recientes había varias fotos con Louis y de Louis.

Una lo mostraba acostado en el sofá, descalzo, con un pantalón de chándal gris y una camiseta blanca mientras miraba fijamente la pantalla de su teléfono celular. No es que estuviera celoso, solo… ¿realmente eran tan cercanos?

Nunca me había hablado de ella, al menos no insistentemente.

Me llamó especialmente la atención una selfie en la que ambos se presionaban la punta de la nariz con los dedos índices y entrecerraban los ojos, con la lengua afuera; la oración que lo acompaña decía lo siguiente : -El que camina con el cojo aprende a cojear-. Sólo estaba fechado hace unas semanas.

No me di cuenta de la cantidad de -me gusta- inicialmente; Lo hice solo cuando me di cuenta de cuántos comentarios estaba llena esa publicación. Entre los más populares, muchos se repetían, incluido -¿quién eres?- y -Luis te amo-.

Fruncí el ceño y parpadeé lentamente antes de volver a leerlos, pensando que había leído mal.

-¿Estás ahí?- Louis apareció a mi lado haciéndome saltar.

Automáticamente llevé mi mano a mi pecho y cerré los ojos, soltando un suspiro.

-Disculpe.- se rió. -No fue mi intención asustarte. ¿Qué estabas mirando con tanto cuidado?-

Le entregué el teléfono y le mostré la foto; Louis parpadeó varias veces y luego me miró.

-No sabía que erais tan amigos.- Observé obstinadamente.

Rodó los ojos y una sonrisa se formó en sus labios.

-Ariel.- dijo entonces, mirándome. -¡No me digas que estás celoso!-

-¡No lo soy para nada!- exclamé de inmediato, bloqueando el teléfono para guardarlo en mi bolsillo. -¿Porque deberia ser?-

Louis me miró sin estar convencido, luego decidió no enojarse y empujó la puerta de vidrio para salir del restaurante. Caminamos hasta el jeep en silencio, pero cuando arrancó y comenzó a conducir no pude contener mis preguntas por más tiempo.

-¿Estás saliendo con?-

-No, Ariel.- respondió Louis, suspirando.

-¿Habéis estado juntos en el pasado?- Continué impertérrita.

-No.-

-¿Te gusta?-

-No.-

-¿Se van o se acostaron juntos?-

-¡Dios, no!- espetó en ese momento, mirándome.

Aparté la mirada sin darle la satisfacción de devolverle la mirada.

-Está bien, terminé mis preguntas.- dije entonces, con una sonrisa satisfecha.

Vi a Louis sacudiendo la cabeza, y cuando me giré para mirarlo, estaba sonriendo con incredulidad.

-Eres increíble, Ariel Panos.- me dijo finalmente.

-Lo sé.- presumí, fingiendo. -Tengo que darte mi parte para el almuerzo.-

-No lo quiero, no insistas.- me contestó, estirando la mano para detener el mío que se había deslizado en el bolso buscando la cartera. -Es tu primer almuerzo afuera, ¿te lo puedo ofrecer?-

Levantó una ceja y fingí pensar en ello.

-Si lo pones en estos términos, está bien.- dije, volviendo a poner mi bolso entre mis pies. -Pero tienes que responder otra pregunta.-

-Escuchémoslo.- dijo, después de volver a poner los ojos en blanco.

-Leí unos comentarios raros debajo de la selfie que te enseñé antes.- le dije. -Alguien dijo que te amaba...-

Louis resopló y sacudió la cabeza lentamente.

-Vamos a casa y te cuento todo, ¿de acuerdo?- me dijo sonriéndome, y cuando le devolví la sonrisa asintiendo, puso una mano en mi rodilla y la acarició suavemente.

Aparcó frente a una hilera de casas de estilo muy hawaiano, y en cuanto bajé del coche para estudiarlas mejor, sonreí espontáneamente al recordar exactamente cómo estaba amueblada la mía. Siempre había tenido la misma casa cada vez que venía aquí a entrenar para el torneo.

Me giré para mirar a Louis y me sonrió mientras salía del jeep; Corrí por el camino de entrada y abrí la puerta. Fue en ese momento, en cuanto vi con mis propios ojos el salón de mi casa, que los recuerdos empezaron a resurgir...

-¡Ariel! Si no abres esta puerta, te lo juro, te lo juro, la derribaré con...-

Suspiré con exasperación, apagué el televisor y lo abrí justo cuando mi amigo estaba listo para dar otro golpe contra la madera.