Capítulo 12
Karla me abraza con vehemencia, al punto que siento que me está asfixiando, le golpee suavemente los brazos para que me soltara, pero ella se niega a dejarme ir, solo hasta que ve mi cara ponerse azul es que me suelta. Una vez más, me toma del brazo y me arrastra como si fuera una muñeca de trapo, mi amiga tiene bastante fuerza para ser una humana o tal vez sea demasiado débil.
—Me parece bien.
Llegamos al salón de química, tomamos nuestras batas junto con nuestros lentes protectores y tomamos asiento, para mi mala suerte y para la buena suerte de Karla, ellos se sientan en la misma mesa que nosotras… fantástico.
Durante la clase, nos entrega unos líquidos en unos tubos de ensayo, luego unos pomos con algunos polvos y una hoja con instrucciones de lo que debemos hacer. Ella nos explica paso por paso lo que debemos echar primero y en qué cantidad, hace mucho énfasis en que debemos revisar la hoja varias veces antes de echar algo al tubo de ensayo. Una vez que ha terminado con su explicación nos ponemos a hacer los ejercicios con cuidado.
—Sabes Donna… no pensé que fueras a regresar a la escuela, si yo fuera tu… no lo haría, estaría realmente avergonzada por lo sucedido.
Bianca, me mira por encima de su hombro y me dedica una sonrisa sarcástica, decido ignorar sus absurdas provocaciones; menos mal que mi lado Gaia no está muy arraigada a mí, de lo contrario ya le hubiera lanzado un hechizo y le hubiera quemado el cabello. Karla está por responderle, pero yo la detengo diciendo que no vale la pena, en especial porque la maestra podría pensar que nosotras estamos causando alboroto.
Ella refunfuña y sigue con lo suyo, pero al ver que no pienso ceder ante sus provocaciones, Bianca empieza a actuar de forma desesperada, como si estuviera arremedando todo lo que hice hace un tiempo atrás, sus amigas le siguen el juego y empiezan a burlarse también de mí, para la mala suerte de la idiota de Bianca y sus amigas, la maestra las termina atrapando con las manos en la masa y las reprende de forma severa, bajándole tres puntos a cada una.
Ellas se enojan conmigo y me dedican miradas de odio; como si yo tuviera la culpa de que sean estúpidas y cabezas huecas… ¿A quién se le ocurre hacer esas tonterías en medio de una clase? Claro que no lo hacían de forma escandalosa ni nada, sólo eran pequeños gestos exageradamente articulados.
Después de la clase, limpiamos nuestras cosas y nos pasamos a retirar. Antes de salir del laboratorio, la maestra Letta nos felicita por no haber provocado una explosión o inconveniente durante la clase, incluso yo estoy bastante sorprendida.
—¡Maestra, me ofende que piense que siempre causamos explosiones! — Exclama de forma ofendida para luego reírse.
Letta se limita a reírse suavemente y nos invita a retirarnos, parece que le preocupa que vayamos a hacer explotar el aula de química y eso que ya no tenemos nada peligroso entre nuestras manos, aunque lo más peligroso que tenemos es precisamente eso, nuestras manos.
Caminamos por los pasillos en completo silencio, las acciones de Bianca me dejaron resentida y avergonzada por lo que hice; esta es una de las razones por las cuales detesto este lado mío... soy demasiado susceptible a las emociones y lo detesto. Suelto un pequeño suspiro y dejo caer un poco los hombros, no tengo ánimos de entrar a la siguiente clase.
—Vaya ¿Siempre es así en cada clase? ¿Tan mal les afecta entrar a cada una?
La voz de Reese nos toma por sorpresa, haciendo que demos un salto del susto en nuestros lugares, como antes, la mirada de mi amiga se ilumina y una hermosa sonrisa se dibuja sobre sus labios; parece que a ella realmente le gusta Reese o tal vez uno de sus amigos.
—¿A ti no? Es aburrido y tedioso entrar a cada clase… por cierto ¿A dónde van? Toca receso y de ahí educación física.
—No conocen el campus Karla, normal que quieran que les demos un tour ¿No crees?
Arqueo una ceja, mirándola de forma dudosa, mi amiga se ruboriza levemente y me dedica una sonrisa nerviosa, golpea mi hombro suavemente con su palma, ambas nos reímos un poco con nerviosismo; me gusta la idea de pasar más tiempo con Reese y de tenerlo cerca, de hecho... me siento soñada que el chico nuevo quiera pasar tiempo con nosotras, aunque sea para guiarlos por el lugar.
—¡Seguro! Pero… creí que irían por su parte ya que no nos dijeron nada.
—Disculpa, no creí que fuera necesario.
A pesar de que Reese es muy serio, es bastante cortés…. Cuando quiere…. Todavía recuerdo lo de la clase de algebra, creí que me rompería el brazo ahí mismo, menos mal que no uso toda su fuerza para retenerme, aunque claro, no hacía falta que lo hiciera, ya que bastaba con que me dé una advertencia por escrito.
—¡Bueno! — Exclama alegremente. —Para ser honesta, me sorprende que nos eligieran como sus guias, como se habrán dado cuenta, no somos muy populares ni tampoco tenemos amigos por todas partes.
—Pero son las más agradables y se nota que es fácil hablar con ustedes, a diferencia del resto— Una voz poderosa resuena por mis oídos.
Miro por encima de mi hombro y veo que es Uriel quien ha hablado, su voz es tan masculina y gruesa, que hace que mi piel se enchine, incluso mi cuerpo se ha estremecido, pero la verdad... prefiero mil veces la voz de Reese, hace que mi cuerpo se sienta caliente.
—Vaya… que voz tan… exquisita tienes Uriel— Suelta Karla claramente agitada. —En fin— Carraspea con fuerza su garganta. —¡A la cafetería pues!
Con una Karla animada hasta los huesos, dejo que ella guie el camino hacia la cafetería, en estos momentos no tengo ánimos de nada. Debido a mi mal estado camino detrás de todos, para mi sorpresa, Reese se queda a mi lado, nos miramos de reojo de forma ocasional.
—Parece que ellas no tienen empatía contigo, lo que me sorprende es ver que no les hayas lanzado un conjuro.
—No lo hice porque no me gusta usar hechizos para eso, en general... no me gusta usar magia, la detesto, aunque muchas veces me ha ayudado, además, si le hubiera hecho algo a Bianca me hubieras castigado por hacerle algo, además… mi madre me ha dicho que la magia de un kitsune no es para estar jugando, tengo una responsabilidad con mi magia.
—Es bueno ver que te controlas y descuida, no te hubiera dicho nada, cualquier maldad que le hubieras hecho, se lo tendría merecido.
