Librería
Español

Ahí estabas tú

104.0K · En curso
Mimi
75
Capítulos
249
Leídos
9.0
Calificaciones

Sinopsis

La vida de Victoria siempre había sido tan normal como la de cualquier otra adolescente de dieciséis años, pero, de repente y sin que nadie pueda esperarlo, una mañana despierta y su madre no está en casa. Tan solo encuentra una nota suya que, tras casi un año, todavía no ha sido capaz de leer. Solo sabe que es una despedida, que su madre se ha marchado. Ahora que están solos, su padre intenta ocuparse de ambos tan bien como puede, pero ella sabe cuidarse sola, o simplemente cree que las personas que ahora la rodean son las únicas que necesita. Lo que no imagina es que su vida cambiará en poco tiempo a partir de una decisión que su padre toma por ella y gracias a el encuentro de personas de su pasado y, aunque no lo sepa, de su futuro.

RománticoDulceAventuraDramaComediaProhibidoFelicidadTragediaSecretosChica Mala

Capítulo 1

Siempre que mi padre dice algo sobre hablar conmigo seriamente, me lo tomo como todas las veces anteriores, de todas las maneras posibles, pero nada en serio. Supongo que es un defecto en toda la gente de mi edad… el caso es que me da igual.

Lo que no me esperaba para nada es que se hubiera atrevido por sí mismo a ir a hablar con el director del instituto, ni mucho menos que entre los dos hubieran tomado una decisión en la que yo, siendo la principal indicada, no había podido opinar.

Sus palabras había sido, . Sin duda, era lo más estúpido que podría haber oído en mi vida.

Mi padre me llamó a gritos, como normalmente hace, para que bajara inmediatamente y hablar con él, no imaginé que sería para obligarme a ir a unas clases de natación a partir del siguiente lunes, y peor todavía, tres tardes por semana.

— ¿Y mi tiempo libre para hacer lo que me dé la gana?— Fue lo primero que pude preguntar, totalmente incrédula.

— ¿Con hacer lo que te dé la gana te refieres a irte con el delincuente de tu novio y sus amigos a saber dónde?— Se levanta lentamente del sofá, mirándome fijamente a los ojos y desafiándome, ¿quién es este hombre y qué ha hecho con mi padre?

Mi padre, si, es… el típico hombre que de bueno, es rematadamente tonto. A lo largo de mi vida he ido viendo como una persona tras otra ha ido ninguneándolo a su antojo y peor, como él se ha dejado hasta tal punto que, mi madre fue la última que lo hizo. Dejándonos una nota a cada uno se largó, así, sin más.

Una cierta parte de mí culpa a papá, estoy segura de que si él hubiera tenido otro carácter, nada de esto estaría pasando. Al principio, ambos pensamos que había sido un arrebato, que mamá volvería a casa disculpándose y ya está, que todo sería agua pasada... pero no, pasaron días, semanas, meses, y seguíamos solos.

— Verás papá— Yo también me levanto para ponerte frente a él, aunque me saca más de una cabeza — Lo que yo haga con mi vida dejó de importarte hace mucho.

— ¿Crees que para mí es fácil cuidar de ti y conservar un trabajo como el mío? — Ya está, tenía que salir su querido trabajo — No, Victoria. Cuando tu madre se fue, pensé que nosotros dos podríamos arreglárnoslas, pero has decidido irte por el camino equivocado.

— En vez de pensar en el camino que yo he tomado, piensa en lo que estás haciendo tú — Respondo, apretando los dientes con furia — Te pasas el día trabajando y crees que estando una hora conmigo al día eres el padre del año, ¿no? ¿Quieres un premio?

— Eres demasiado dura conmigo...— Suspira, bajando la cabeza. Debería sentir pena por él, al fin y al cabo, es mi padre, pero mi corazón está tan lleno de odio y rencor... que creo que no cabe nada que tenga que ver con el afecto.

— Lo que tú digas — Chasqueo la lengua— No pienso ir a esas clases porque hayas decidido hacer por una vez en tu vida de padre.

— Irás a esas clases, Victoria...

Oigo cómo pronuncia esas palabras, pero ya voy de camino a la puerta de casa, cerrando tan fuerte como puedo a mis espaldas. Miro la hora en mi móvil, está casi anocheciendo, pero seguro que hay gente en el parque.

El parque, así lo llamamos, podríamos haber sacado algo más para nombrar el sitio donde nos pasamos la mayoría de los días, pero... simplemente es un parque común, con unos cuantos bancos escondidos entre los árboles y al que nadie, excepto nosotros, suele ir.

Cuando estoy llegando oigo voces y sé que son ellos aunque no los veo, eso es lo mejor de ese parque, el sitio donde está ubicado y, sobre todo, la intimidad que tenemos o, mejor dicho, hemos hecho tener. Al principio, cuando empecé a ir, de vez en cuando había gente paseando a sus perros, o algún que otro niño jugando pero, dado lo que hacemos ahí, el lugar comenzó a ganarse una fama no muy buena, y eso nos ha acabado beneficiando.

— ¡Eh, pero si es Tori! — El que grita es Nico, uno de los chicos del grupo. Me saluda con la mano, sentado en la parte de arriba del banco, es el primero al que puedo ver. — Tu chica está aquí, Ivi.

Saludo a todos con la mano, aunque con la oscuridad no puedo ver exactamente quien está. Cuando me acerco, además de Nico e Ivi, puedo reconocer a Jess y a Míca. Me siento junto a Ivi, que enseguida pasa un brazo por mis hombros y besa mi mejilla.

— Has tardado, pensábamos que no venías— Me dice. Apoyo mi espalda en el respaldo del banco y subo ambas piernas sobre las suyas, mirándolo.

Llevo unos meses con Ivi, reconozco que no es el chico con el que unos padres sueñan que esté su hija, pero dada la situación en la que me encuentro, con una madre desaparecida y un padre que está pero parece que no está... no creo poder optar a mucho más, además, Ivi ha estado ahí cuando más falta me hacía, y me quedo con eso.

— Mi padre— Bufo, mirando a Nico, que ríe solo mientras da una calada a su cigarro — Dame uno — Extiendo la mano para cogerlo. Doy dos largas caladas que consiguen que empiece a tranquilizarme. — ¿Os podéis creer que me obligue a ir a natación?

Todos sueltan una sonora carcajada, bufándose... sí, yo también lo haría si no fuera la que tiene que ir a esas ridículas clases a perder el tiempo.

— ¿Y qué vas a hacer? — Pregunta ahora Jess, que apoya su cabeza en las rodillas de Nico — ¿No pensarás en ir, verdad?

— ¿Me ves tú tirándome al agua congelada y nadando durante una hora? — Sonrío socarrona— Ni de coña, vamos.

Reímos de nuevo mientras nos pasamos la botella de cerveza ya común en nuestros encuentros.

Cuando mi madre se fue, me quedé totalmente hundida, ¿quién me iba a decir que reunirme en un parque con estos desgraciados y emborracharme de vez en cuando me iba a hacer sentir mejor? Si, fue lo que funcionó, lo único que hasta ahora consigue hacerme olvidarme de la mierda de vida que me ha tocado.

— ¿Vienes a mi casa? Tenemos algo entre manos… — Ivi me susurra en el oído para que los demás no puedan oírnos. Hace poco tiempo vive solo en un sitio al que llama casa, aunque en realidad es un zulo de dos por dos desordenado que ni sé cómo ha conseguido ni en realidad me importa. Me gusta su compañía y que estemos a solas, ha sido el primer novio de verdad que he tenido en mi vida y, según dice la gente, eso nunca se olvida.

— Vamos— Asiento, mirando sus ojos azules verdosos ahora algo enrojecidos, imagino que debido al alcohol. Aunque con él nunca se sabe, siempre he sospechado que anda metido en temas de drogas, de ahí su casa, o que siempre tenga dinero que nadie sabe de dónde saca.

Nos despedimos de los demás, que también nos despiden con gritos subidos de tono que nos hacen reír. Ivi pasa un brazo por detrás de mi cintura atrayéndome a él.

— ¿A tu padre no le importará que pases la noche en mi casa?— Me pregunta cuando montamos en su coche y rebuscando en su bolsillos hasta encontrar la llave.

— Ivi, sabes de sobra que lo que le importe o le deje de importar a mi padre, a mí me da igual— Le sonrío, recostándome en el asiento de copiloto.