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Adicto

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L.M
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Sinopsis

¡El deseo de lo prohibido es algo inexplicable! Cuanto más se nos dice que no hagamos algo, más queremos hacerlo. De lo contrario, probablemente no volvamos a tener el mismo deseo y deseo. Y tú, en cambio, ¿te has preguntado alguna vez qué estás dispuesto a hacer por amor? ¿Estás dispuesto a empujarte al límite? Pero sobre todo, ¿hay un límite? Sophia, tras un grave accidente que la obliga a permanecer en tratamiento en un hospital psiquiátrico, finalmente tras tres largos e intensos años puede marcharse. Está encomendada a su hermano al que no ve desde hace muchos años, además de presidenta de un club de motociclistas. Se encuentra con Jero, un motociclista con numerosos esqueletos en el armario, es el brazo derecho de su hermano y por reglamento no puede estar con ella de lo contrario habrá graves consecuencias. Pero la sucesión de hechos dramáticos, drogas y mucho más trastornará la vida de Sophia y su historia.

DulceDominantePosesivoAmor-OdioCiencia FicciónAmistadFelicidadCeloso18+

1

-Estas son tus últimas pastillas- dice la enfermera Carla entregándome las pastillas.

Me los trago con una gota de agua y abro la boca para que Carla los compruebe.

Nunca he engañado durante casi 4 años, y mucho menos si lo haría en mi último día de estadía aquí .

Entro al recibidor, sentada cómodamente en el sofá con mi maleta a mi lado.

-entonces te vas hoy?- pregunta mary levantándose de mis hombros.

-sí, ha llegado el gran día- respondo amargamente.

- Vamos, no tienes que estar triste, es tu último día en el Hospital Fergus, por fin irás a casa y volverás a tu vida normal - dice, acariciando mi brazo.

-Prefiero pasarme toda la vida en un hospital psiquiátrico, que un minuto ahí fuera, principal motivo que me llevó a terminar aquí-contesto.

-Lo sé, lo sé, pero eres muy fuerte y estoy seguro de que lo lograrás. Entonces cuando vengas a verme, me contarás todo lo que te pase afuera, nunca estarás sola- responde María.

-Señora Myers, por favor tome asiento- La psiquiatra más ácida de las instalaciones me llama a su estudio.

- Vuelvo enseguida - le digo a Mary y ella asiente.

- toma asiento - me hace un gesto para que me siente en el sillón de cuero negro, más frío que la Antártida, que alberga mi gran trasero desde hace tres años.

-Entonces, su psiquiatra no está aquí hoy, así que me toca a mí renunciar- firma y revisa varios documentos.

-pero cómo ? M había prometido que vendría hoy- respondo dejando que un hilo de ira se filtre en mi voz.

-y no, lo siento- contesta.

-ah aquí está- dice tomando una lima en su mano.

- Señorita Sophia Blanca Gòmez - ¿Puede leerlo sin tener que levantar la voz? - digo con un suspiro - Conozco muy bien la historia de mi vida. , que hermoso nombre - me sonríe - nacido en Cancún en México, aquí entras a los diecisiete años y lo dejas cuando tienes más de 18. Madre alcohólica, presencia no constante del padre, problemas de sobrepeso desde niño, bullying y terminaste aquí por casi matarte- dice sorpresa todo de un tirón..

-tuviste algunos problemas para manejar tu ira, aquí leí que le rompiste la nariz a una niña hace 2 años.- ley.

-sí pero era consecuencia de haber soportado durante mucho tiempo sus continuas ofensas contra mí- la interrumpo.

- Bueno, ha pasado un tiempo desde entonces, todavía eras una niña pequeña. Pero has tomado tus medicamentos con regularidad, has ido a varias sesiones, no has tenido más peleas, hasta te has sacado el diploma aquí dentro con nota máxima, y lo destacable es que…- se detiene y me mira

-ya no se te recapitula en episodios de autolesiones- termina la frase, firma una tarjeta.

-Toma esto aquí en la oficina, ya le he avisado a tu hermano, estarás con él bajo su custodia, necesariamente los dos primeros meses. Una vez que haya terminado dada su mayoría, puede ir a donde quiera - dice el psiquiatra.

-Pero no lo he visto desde que tenía 12 años, tiene el doble de mi edad y no sé dónde vive. ¿No puedo volver con mis abuelos?- pregunto con la ansiedad en la garganta.

-¿Vivías con tus abuelos antes de que te hospitalizaran aquí?- pregunta ella.

-si- respondo. ¿Qué diablos son estas preguntas? Mis abuelos saben cómo cuidarme, pero todo lo que me pasó no fue culpa de ellos.

- en treinta minutos el autobús del hotel saldrá con algunos de ustedes. Un empleado subirá a bordo y los devolverá personalmente a sus familias. Espero no volver a verte por aquí, buena suerte señorita Myers, cuídala – concluye, levantándose y abriendo la puerta para dejarme salir.

Le doy una mirada sucia y salgo.

Mary está en el sofá mirándome con los ojos llenos de lágrimas.

-Escuché todo. ¿Adónde te enviarán? Nunca nos volveremos a ver - grita en voz alta.

-aunque me envíen al lugar más remoto del mundo siempre vendré a verte y siempre te llamaré- le digo abrazándola con los ojos llenos de lágrimas.

-Te amo- responde abrazándome más fuerte.

Voy a extrañarme hasta la muerte, mi mejor amigo, el que me sabe calmar, me escucha, el que conoce todos mis secretos y defectos.

Tiene el cabello violeta corto y despeinado, ojos verdes, una hermosa sonrisa pero sobre todo un gran corazón. Mató a su hermanita recién nacida en la cuna, pero esto es porque sufre de un síndrome que no recuerdo el nombre, muy parecido al bipolarismo, y sus padres nunca la habían tratado. Entonces sucedió lo peor. Estará encerrada aquí de por vida.

-¿Te importa si me siento a tu lado?- dice Peter mientras esperamos el autobús.

Peter lo conocí aquí hace tres años, estaba hospitalizado por peleas, drogas y todos esos problemas con la ley que un menor no debería tener.

Tiene veinte años, tatuado, moreno, ojos verdes, en fin, un chico guapo.

Fue el primer beso, mi primer... en fin, ¡entiendes!

- solo si no eructan - lo empujan.

-Cuanto te voy a extrañar, prométeme que nos volveremos a encontrar aunque vivamos en un continente distante el uno del otro- me dice acariciandome.

- claro, mientras tanto tenemos que hacer por lo menos una llamada telefónica al día - contesto.

El autobús llega y un tipo se une a nosotros en el pasillo.

-entonces muchachos subimos de uno en uno entendido? Te llamaré por tu nombre y te diré la ciudad a donde te dirigirás- dice en voz alta.

Después de unos quince pacientes, solo quedamos Peter y yo.

-Señor Johnson, se detendrá en Michigan, con su padre- dice el tipo.

-mmh odio a ese bastardo-murmura Johnson y sube.

"Señorita Myers, se va a Detroit, a su hermano", dice.

Subo y me siento al lado de Peter.

-No sabía que tenías un hermano- se ríe.

-No lo veo desde los cinco años se le ve un poco resoplando.

-bueno vamos, míralo por el lado bueno, vive en Detroit- dice - no estaremos tan lejos - me guiña un ojo.

-si lo pones así entonces- le doy un beso en los labios y sonríe.

Hemos llegado a Detroit.

Estoy usando mi chaqueta porque es de noche y empieza a hacer frío.

Saludo a Peter después de intercambiar números de teléfono. Sí, finalmente después de 3 años me devolvieron el teléfono .

-Señorita Myers bájese conmigo- grita el tipo al lado del conductor.

Paramos el autobús y nos bajamos.

-Debería haber llegado su hermano- dice el tipo señalando a un hombre que se acerca, de unos treinta años: tiene el pelo negro como el mío, barba, tatuajes, chaleco de cuero con varios parches y está vestido completamente de negro.

- Siento llegar tarde - dice sin aliento.

-No se preocupe, es puntual, ¿usted es el Sr. Brian Myers?- Revise su diario.

-si claro- le entrega un documento.

En todo esto me quedo paralizado, se parece a mí y además mola mucho.

-entonces lo dejo en sus manos, adiós- saluda el chico y sube al bus.

Me mira y me abraza, pero yo me quedo completamente impasible.

- mira como has crecido - me vuelve a abrazar.

Apenas sonrío.

-si no te hubiera dejado sola, nada de esto hubiera pasado- dice con voz triste.

-No te preocupes, no es tu culpa- respondo sonriendo.

-Espero recuperar todos estos años perdidos, yo te cuidare- me dice acariciandome.

- no te preocupes son solo dos meses - le digo.

-puedes quedarte conmigo todo el tiempo que quieras- sonríe-vamos- me hace señas para ir a un auto.

Me hace un gesto para que me suba detrás de un cadillac negro genial, mi hermano se sienta en la parte delantera y el tipo que conduce el volante tiene un chaleco igual que el de mi hermano.

Rubio con ojos azules.

-hola- digo avergonzada.

-Buenas noches a ti hermosa-responde con un guiño.

- Ten cuidado con mi hermana - responde mi hermano Brian.

-lo siento hermano pero tu hermana es realmente hermosa- responde el chico.

- solo conduce - contesta mi hermano.

Sonrío aún más avergonzada.