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Capítulo 5

Pongo los ojos en blanco y me acerco a la pared, evitando mirar esta situación vergonzosa por decir lo menos.

Me acerco lentamente a los bancos donde están todos los demás, pero Travis levanta la mano y me hace señas para que me una a él.

Al igual que los demás, él también observa la escena que tiene delante.

“Estás babeando”, le regaño, extendiendo la mano hacia él.

Él se gira hacia mí y me mira de arriba abajo con ojos curiosos.

—Guau —dice tragando saliva y lo miro confundida.

—No está mal —me mira de arriba abajo otra vez.

Le doy un puñetazo en el brazo y me siento en la esquina del banco para pasar desapercibido. No soporto las miradas insistentes de la gente.

"¿Cómo me veo?" Él gira alrededor.

En la parte trasera de su camiseta está escrito su número y su apellido GRIS.

Travis Gray.

"El Christian Grey del pobre" le respondo riendo y él se lleva una mano al pecho fingiendo estar ofendido.

"Soy mil veces mejor que Christian Grey", dice con orgullo y yo niego con la cabeza divertida.

"Buenos días chicos y bienvenidos de nuevo de vacaciones" empieza el que supongo es el profesor de educación física.

Detrás de él se abre una puerta y unos chicos entran al gimnasio. Entre ellos se encuentran Adrián y sus amigos.

¿Pero es posible que esté en todas partes?

Y entonces ¿por qué andan como si fueran Dios?

Nate me sonríe con tristeza, probablemente arrepentido de la situación que se ha producido unas horas antes, y va a sentarse donde están los otros niños.

"Ahora que estamos todos aquí, ¡comencemos, chicos!" comienza la maestra. "Las chicas jugarán voleibol durante la primera media hora y los chicos jugarán baloncesto durante la última media hora".

Todas las chicas comienzan a tomar sus posiciones en la cancha y yo permanezco quieta en mi lugar, habrá suficientes chicas en la cancha, puedo simplemente mirar.

Travis me empuja en el medio casi haciéndome tropezar con mis propios pies y lo maldigo mentalmente.

"Hola, soy Ronnie", escucho susurrar una voz detrás de mí. ¿Me está hablando?

"Soy Ariel" le sonrío a la pequeña chica que está frente a mí.

“El señor Smith me dijo que tenía que empezar a golpear”, continuó, y luego me entregó la pelota desinflada.

"Ok" por suerte ya llevo unos años jugando al voleibol y no me arriesgo a hacer el ridículo delante de todo el mundo.

Gracias abuela por hacerme registrar.

Recojo la pelota y espero a que el señor Smith comience el juego.

"¡Vamos Ariel!" Travis grita en el silencio y mis ojos se abren de par en par.

Odio ser el centro de atención y ahora mismo todos los ojos están puestos en mí.

¡Gracias Travis, muchas gracias!

Noto a Adrián y su grupo mirándome y al mismo tiempo diciendo algo en voz baja mientras recorren con la mirada mi figura sin rastro de pudor.

Los miro mal, uno por uno. Y por suerte todos miran hacia otro lado, excepto Adrián.

Una pequeña y desafiante sonrisa se forma en sus labios.

Le devuelvo la sonrisa y luego levanto mi dedo medio con fastidio.

Él me mira fijamente y los demás se ríen.

"Señorita Thompson, no use gestos tan inapropiados", dice el profesor bromeando. "Eres una niña, no un niño." ¡Eres un chovinista en mi piel!

Decidí no responder por una vez.

El sonido del silbato me despierta de mis pensamientos y finalmente comienza el partido.

Después de unos segundos la pelota termina en la otra cancha. Un punto para nosotros.

Travis aplaude. "Bien hecho Arieeeeel", grita. Me hace sonreír.

“Ariel es el mejor” sigue gritando.

Bueno, yo diría que es suficiente.

¿Porque hace esto?

Me toca nuevamente sacar tras haber sumado un punto.

Golpeo y la pelota termina en la otra cancha.

Empezamos a jugar bajo la atenta mirada de todos.

***

Después de media hora terminamos y nuestro equipo gana.

Me acerco a Travis, quien me sonríe y me choca los cinco.

Ahora es el turno de los chicos de jugar al baloncesto.

Por fin puedo descansar y hacer lo que amo, que es nada.

Agarro mi botella de agua de cerca de la pared donde las chicas están ahora sentadas para ver el partido.

Yo también me siento y veo a la chica pelirroja acercándose.

¡Oh Dios mío! No recuerdo su nombre todavía. Tengo mala memoria.

"Ariel, se te cayó esto", me entrega una pulsera.

"Oh Dios mío, muchas gracias Roo..."

“Ronnie” termina la frase y mentalmente me doy una bofetada.

—Ronnie, tienes razón, lo siento, tengo muy mala memoria —me justifico y la miro.

"Eres nuevo, ¿verdad?" Él se gira hacia mí.

-Sí, ¿se nota mucho? Pregunto mientras me deshago del pelo de mi coleta alta.

—No, es que nunca te había visto por aquí —asiento.

Veo el partido y tengo que decir que Travis lo está haciendo bastante bien, está muy concentrado en lo que hace.

Todo el mundo parece bastante bueno jugando.

El balón termina en nuestro lado así que me levanto del banco para recogerlo. Adrián viene hacia nosotros y se lo entrego.

Observo que en la parte trasera del uniforme de baloncesto dice Anderson.

Su apellido es Anderson. Adrián Anderson .

"¿Quién es él?" Le pregunto a Ronnie con curiosidad y noto que ella también lo mira fijamente.

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