Librería
Español

ÉL COMO AGUA

59.0K · Completado
Freddy
47
Capítulos
216
Leídos
7.0
Calificaciones

Sinopsis

ORDEN DE LA SAGA LIBRO 1 ELLA COMO FUEGO LIBRO 2 ÉL COMO AGUA LIBRO 3 ELLOS SON FUEGO Y AGUA Sé que nunca podré ganar esa prueba. Lorin o su padre no serán suficientes para derrotar a James Nelson. Lorin me dijo que yo podía marcar la diferencia. No quería volver a ver esos ojos nunca más. Sentir sus ojos sobre mí o incluso saber que está en el mismo lugar que yo me da escalofríos. Pero ha llegado el momento de la venganza. No sólo para Nova, para mí o para Robert, sino también para mí, que tenía quince años. Para el yo que no sabía lo que estaba haciendo. Para Suzey a quien le robaron la adolescencia. Dejé los archivos en su lugar y bajé las escaleras. Para vengarme voy a necesitar a alguien que pueda vencer a James Nelson. Y tengo la intención de encontrarlo. Llegué a la cocina donde encontré a Ryker ocupado cocinando y a Robert parado frente al mostrador de la cocina mientras enviaba mensajes de texto a un teléfono que no era suyo.

RománticoDulceEmbarazadaSEXOrománticasChica BuenaPosesivoCelosoChico Bueno

Capítulo 1

- Me ocuparé de ti más tarde – Señalé con el dedo a Colin, sin responderle a Ryker.

- Suzey, detente – Yo también comencé a tomar las innumerables escaleras que conducían al piso de abajo, pero Suzey no tenía intención de detenerse.

- Necesito aire no contaminado y adivinen qué. Contaminas mi aire. -

- Necesitamos hablar. -

- Habla y habla siempre. ¿No te aburres después de un tiempo? -

- No, porque ni siquiera te imaginas quién es. -

- No lo conocí ayer. Sé lo que estoy haciendo. -

- Ni siquiera puedes imaginarlo. -

- Entonces abre los ojos, dime por qué lo odias tanto. Pero quiero conocer la verdadera razón, porque no creo ni un poco en la tontería del argumento : después de que ella bajó del último escalón, se volvió hacia mí, mientras que yo me detuve cuatro o cinco escalones más arriba que ella.

- ¿ Realmente queremos hablar de mentiras? Tampoco eres honesto conmigo. -

- ¿ Cómo puedes decir eso? -

- Lo puedo ver en tus ojos. -

- Estás obsesionado. Mis ojos no hablan – puso los ojos en blanco y se volvió hacia la cocina.

- Entonces dime qué te asusta. Dime cuál es tu mayor miedo - le dije alcanzándola hacia el interior de la cocina.

- No tengo miedo de nada – La miré mientras dejaba un vaso sucio en el fregadero.

- ¿ En realidad? - Me acerqué aún más a ella, haciéndola retroceder hasta chocar contra la encimera de la cocina.

- ¿ Y qué si hago esto? - Bajé hasta su cuello, tocándolo con mis labios.

- No tengo miedo – dijo nuevamente haciéndome sonreír.

- ¿ En serio, Cristal? - Pregunté antes de besar un punto específico de su cuello.

- No tengo miedo - La escuché tragar, pero seguí besando su carne, moviéndome cada vez más hacia abajo, enfocándome en su clavícula.

- Robert – la escuché llamarme con dificultad para respirar.

- Dime qué te asusta ángel – Ignoré su voz y seguí dejando besos en su piel.

- Por favor, para – me suplicó con voz temblorosa.

- ¿ Me tienes miedo? - Levanté la vista para mirarla a los ojos.

Si me tenía miedo no podría soportarlo. No podía soportar que nadie me viera como si fuera mi padre monstruo.

- No te tengo miedo. -

- A mí me parece todo lo contrario. -

- I... -

- Tengo miedo de los hombres - afirmó, haciendo que mis labios se abrieran.

- Ese es mi mayor miedo. ¿Feliz? - inclinó la cabeza hacia un lado mirándome con los ojos entrecerrados en dos rendijas.

- No tienes que tenerme miedo Cristal. Nunca te haría daño. -

- Lo sé. -

- Entonces ¿por qué no pareces convencido de tus palabras? -

- Si te tuviera miedo ni siquiera dejaría que me toques. -

- ¿ Me permitirás esto? -

- No. -

- ¿ Entonces por qué? -

- No lo sé. Tú... -

- ¿I? -

" Me volverás loco " , espetó de repente.

- ¿ Y por qué diablos? - Fruncí el ceño.

Es difícil lograr que hable de sus sentimientos. Y no es que sea menos.

- Un día te portas bien y quieres conquistarme de mil maneras luego desapareces por días y ahora aquí estás de nuevo. -

- No te debo ninguna explicación. -

- De hecho no te pregunté nada, pero tampoco deberías preguntarme tú. -

- Hay una razón por la que te digo que te mantengas alejado de Colin. -

- ¿ Sabes que? Estoy aburrida, estoy actuando como una maldita, te guste o no, no me importa - intentó liberarse de mi agarre, pero la detuve.

" Te hará daño ", le advertí.

- Gracias por el aviso, pero ya estoy acostumbrada a sufrir – después de pasar unos segundos estudiando su rostro la solté y rápidamente desapareció de mi vista.

Una vez que digerí esa conversación, volví arriba donde Colin no se había movido ni un centímetro, sólo porque Ryker estaba allí para detenerlo.

" Ahora dime qué diablos estás haciendo aquí " .

- Siempre es un placer verte a ti también. -

- Mi paciencia tiene un límite y definitivamente lo has superado – avancé hacia él enojado.

- Entonces lo superaré – me sonrió con descaro.

- Respóndeme. ¿Qué estás haciendo aquí? -

- Sabes, me pregunto qué es lo que más te molesta. El hecho de que esté aquí o el hecho de que Suzey esté de mi lado en lugar del tuyo. -

- No lo volverás a hacer. -

- No dejaré que la mates también. -

- ¿ Por qué te importa? En ese caso podría hacer una excepción. -

- Ya te dije una vez que te alejaras de mí y de mi vida. No lo volveré a decir – Retrocedí, pensando en rendirme y echarlo de mi casa, pero cambié de opinión cuando volvió a mí el pensamiento de lo que hizo.

- Quizás así entiendas cómo se sentía - dije antes de avanzar hacia él y darle un puñetazo, haciéndolo caer al suelo.

Pero mis manos no parecían querer parar. Cuanto más lo golpeaba, más quería golpearlo.

- Mateo, ya es suficiente. Lo estás matando – Escuché la voz de Ryker, pero no lo escuché.

- ¡ ¡Mateo!! - en otra ocasión escuché la voz de mi mejor amigo, pero no pude parar.

- ¡ ¡Mateo!! ¡¡Abandonarlo!! - una voz femenina hizo espacio en el aire y solo en ese momento mis manos dejaron de golpear el rostro de Colin y mis piernas encontraron fuerzas para levantarse.

- No te dejes ver más por aquí – le dije al cuerpo inconsciente de Colin y no presté atención a nadie.

Me encerré en mi habitación y cerré la puerta. Caminé hacia el escritorio tirando todo lo que había sobre el suelo.

Me senté en la cama y vi cómo me temblaban las manos, mi corazón latía con fuerza, mi respiración era corta y no podía respirar y las lágrimas se apoderaron de mí. Tuve que respirar profundamente y apretar el collar alrededor de mi cuello para calmarme.

Tuve ataques de pánico algunas veces. Empecé a sufrirlo cuando tenía nueve años, poco después de su muerte. Y fue precisamente el 10 de julio, mi cumpleaños, la primera vez que tuve un ataque de pánico. Todos querían celebrar mi cumpleaños, pero yo no quería. Mi madre se había ido a Japón para cerrar un negocio importante y había dejado a Agatha para que me cuidara.