Librería
Español

¿Por qué?

64.0K · Completado
Aligam
37
Capítulos
5
Leídos
7.0
Calificaciones

Sinopsis

Decimos esto como una broma, pero en realidad solo vives una vez, entonces, ¿por qué vives para ajustarte a las normas o buscas la aprobación de otras personas? ¿Por qué quieres cambiar solo por la opinión de los demás? Todos somos culpables... tratamos de encontrar la felicidad en otras personas, pero si aprendes a entender hacia dónde quieres ir, que tu intención es llegar a un lugar feliz, puedes comenzar a dar pequeños pasos que luego te llevarán allí. vida a la posición que desea. Si te detienes en el primer no, estás arruinado: analiza el no, cuídate y te ayudará a mejorar. No te atormentes con un no. No cuenta para nada en la vida.

TraicónSegunda Chance SociedadDulceHistoria PicanteCelosoAmor-Odio

Capítulo 1

Decimos esto como una broma, pero en realidad solo vives una vez, entonces, ¿por qué vives para ajustarte a las normas o buscas la aprobación de otras personas? ¿Por qué quieres cambiar solo por la opinión de los demás? Todos somos culpables... tratamos de encontrar la felicidad en otras personas, pero si aprendes a entender hacia dónde quieres ir, que tu intención es llegar a un lugar feliz, puedes comenzar a dar pequeños pasos que luego te llevarán allí. vida a la posición que desea. Si te detienes en el primer no, estás arruinado: analiza el no, cuídate y te ayudará a mejorar. No te atormentes con un no. No cuenta para nada en la vida.

-¡Se levanta!-

grita mi madre entrando a mi habitación.

Va a abrir la ventana del balcón para que entre la luz y el frío.

que odio

Hago algunos ruidos de rebeldía pero ella se acerca y me quita las sábanas.

Genial, ahora tengo aún más frío.

En los largos dieciséis años de mi vida siempre me he despertado así, no creo que ni un cañón pueda despertarme.

-Vamos, es el primer día de clases- dice mi mamá desde la cocina.

-¿Entonces? ¡No es el primer día de rebajas!- grito quejándome intentando robar otros preciosos segundos para quedarme en la cama.

Nunca he entendido todo este afán por el primer día de clases, al fin y al cabo es un día como cualquier otro. De hecho, desearías que nunca llegara.

Después de darme cuenta de todo trato de levantarme de la cama y como un zombie me dirijo a la cocina.

Sin sentarme tomo un vaso del aparador con una mano y con la otra vierto la leche que estaba sobre la mesa.

Coloco una mano sobre la encimera de la cocina y bebo.

Perfecto, es tan tarde que no puedo mojarme ni dos gotas ni ver si encuentro el estampado de cebra en el paquete.

Voy al baño, me lavo la cara, las manos y los dientes y luego me peino.

Llego al dormitorio, abro mi armario y contemplo mi ropa.

Al final me decanto por una camiseta negra, unos vaqueros y unas zapatillas Adidas blancas con rayas negras en los bordes.

Antes de salir cojo la mochila de piel negra que compré en Zara hace unos días y me la coloco en el hombro derecho.

Todavía dormido camino el itinerario que he estudiado varias veces antes del inicio de clases y una vez que llego me doy cuenta que es muy tarde.

Entro por las puertas exteriores de la escuela y veo que todos los chicos están afuera, en el patio, esperando ser llamados por el director.

-¿Cuántos años tienes?- me pregunta una chica de pelo oscuro y rizado.

-Dieciséis- Respondo sin decir nada más. Ya sé lo que está pensando y decido preceder a su pregunta:

-Sí, me hicieron repetir el año-

Resoplé.

-Sin embargo contenta, Ginebra-

"Emily", respondí.

Me tiende la mano pero no la sacudo.

No sé por qué elegí continuar con la escuela secundaria clásica. El griego y el latín que había probado el año pasado fueron agotadores.

-Este primer día en esta escuela no es como mi primer día real.

En el último colegio yo era muy conocido porque de inmediato me comprometí con el más popular del segundo bachillerato, Federico.

Mucha gente me quería por mis ojos azules considerados -como el mar-.

Yo, en cambio, hubiera preferido tener los ojos marrones.

Considero que mi cabello es mi parte más hermosa: es lacio, inclinándose más hacia el negro que hacia el castaño.

También había probado numerosos cortes para ellos. En este momento me los he cortado, me llegan hasta los hombros.

Cuando estaba con Federico no hacía más que verlo y ya ni sabía lo que significaba estudiar.

No estudié mucho también porque solo se hacen las cosas si se cree y nunca un profesor ha logrado hacerme creer que valió la pena. Y si alguien que dedica su vida a ello no lo consigue, ¿por qué debería hacerlo yo?

Por eso me rechazaron.

Así que decidí cambiar de escuela solo para no enfrentarme más a esos maestros que no hacían más que señalarme con el dedo.

Entro en la nueva escuela que es mucho más grande que la anterior.

Soy guiado por un conserje y un maestro.

Comienzo a subir las escaleras para llegar a mi nuevo salón de clases.

Primer piso

Segunda planta

Tercer piso

Cruzamos el pasillo y finalmente el conserje y la profesora se detienen, sacan una llave y abren el aula.

Todos se apresuran a entrar para verlo, pero a mí no me importa mucho y, por lo tanto, espero a que entre la manada de búfalos; entonces entro yo también.

Ahora entiendo por qué corrieron adentro: robaron todos los últimos lugares.

Me siento en la única silla que queda libre, que es la que está frente a la silla del profesor.

Coloco la mochila de cuero en el suelo junto a la silla.

El profesor que nos había acompañado a clase se levanta y empieza a caminar por la clase.

-Hola chicos, soy el profesor Bianchi.

Soy el profesor de latín y griego-

A estas palabras me muero.

La profesora parece bastante simpática pero luego recuerdo que ella es la que arruinará mi vida con sus materias.

Mientras me explica que no hay que preocuparse por la dificultad del griego y el latín porque basta con practicar y no copiar las versiones de internet, no la escucho.

¿Es posible que todos los profesores hagan el mismo discursito todos los años?

Mientras sigue hablando decido observarla mejor.

Es una mujer de unos cincuenta años, viste una camisa sobria pero lo que me asusta de ella es otra cosa:

Sonríe a menudo.

Creo que es como un tic o una parálisis porque nadie sonreiría y diría -Me desperté- especialmente yo.

En la segunda hora llega un profesor bajito, realmente bajito.

En la nuca lleva un par de gafas de sol y cuando se sienta en su escritorio no toca el suelo con los pies.

En ese momento entra el director y nos obliga a ponernos de pie.

- Soy el director.

Sé que mi cabello y mis tacones pueden confundirte sobre el comportamiento a tener en la escuela pero aquí las reglas son muy estrictas.

Pero no te los explicaré, recibirás una comunicación en el registro electrónico sobre este mismo tema.

Como ya sabes has elegido los clásicos aureos.

¿Qué significa? Es un clásico que contiene arte de primer año con el impulso inglés.

También la tuya es una sección de Cambridge así que tienes una hora de arte y otra de geografía en inglés.

Que aparezca el nombre de nuestra escuela.

Comprométete y estudia, no querrás convertirte en vendedor de verduras en el mercado, ¿verdad?

El horario de clases es de lunes a viernes desde las ocho, puntual hasta las catorce.

En la secundaria, en cambio, también irás a la escuela los sábados.

¿No es hermoso?-

Dijo todo esto con gestos, tocándose el pelo.

Y dijo la última oración de una manera tan irónica que me hizo odiarla a ella y a su linaje.

Mientras tanto, el profesor de italiano sigue en el aula.

-Chicos normalmente despues del tercer tiempo asi que a las once es recreo pero hoy ya sales-

Todos los niños de mi clase me saludan mientras me pongo la mochila y con la música en los oídos camino hacia la salida.

No voy a hacer amigos ni en esta nueva clase ni en esta nueva escuela, no quiero encontrarme con otra persona que me haga sufrir y ya estoy en modo corazón de piedra, temperamento de mierda.

No presto atención por donde camino y en ese momento un chico que parece estar en su último año de secundaria se me viene encima haciéndome caer.

-Disculpe-

dice ayudándome a ponerme de pie tendiéndome la mano.

No siempre son todos los tipos los que te derriban y luego te ayudan a levantarte, así que me sorprende ese gesto.

-Gracias- susurro.

No tengo tiempo de mirarlo a los ojos ya la cara porque en cuanto me ayuda a levantarme y ve que también llegaba la profesora de italiano, ella se va sin siquiera contestar.

Todavía un poco conmocionado por lo sucedido, aprieto más el iPod con la mano derecha y me dirijo a casa.

Mientras camino, recuerdo el encuentro con ese extraño.

¿Por qué se fue inmediatamente después de ayudarme a levantarme?

Al final decido dejar ir todos los pensamientos sobre él.

Después de todo, él es solo un extraño, ¿verdad?

-¡Emily!- dice mi madre en cuanto llego a casa.

Desde que estaba con Federico mi madre nunca me ha visto con los mismos ojos.

De hecho, esta relación me cambió profundamente.

Empecé a odiar todo lo que amaba antes de estar con él y comportarme exactamente al contrario.

Me gustaba este nuevo yo, aunque echaba mucho de menos al viejo.

Siempre fui amable y dispuesto a ayudar a todos.

Ahora mi temperamento se había vuelto insoportable, pero al menos no me arriesgaba a que nadie más se interesara por mí.

Sinceramente, no sé por qué Federico me ha cambiado tanto.

Cuando llego a casa, mi madre se queda cocinando el almuerzo sin siquiera darme un abrazo.

La defraudé por estar con Federico y fallarme, lo entiendo y me hace sufrir.

Después del almuerzo, todo lo que hago es ver un estúpido programa de televisión y luego cambiar a escuchar rap y jugar juegos en el teléfono.

No tengo tarea para mañana y no iba a hacerla de todos modos.

Después de la cena, me acuesto en mi cómoda cama y me hundo en las sábanas.

No puedo dormir porque solo tengo pensamientos sobre el chico misterioso que conocí en la escuela hoy.

Intento recordar algo sobre él.

¿Tenía barba o no?

Pensando en él en las notas de Eminem me duermo.

Hoy es el segundo día de clases y espero volver a encontrarme con ese chico.

Realmente me gustaría saber más sobre él, aunque sea un pequeño detalle.

Como de costumbre, llego tarde a la escuela y la maestra de primer año se enoja conmigo.

¡Es el día dos diablos!

Desafortunadamente, aún hoy tengo que sentarme en el primer banco frente a la silla.

Tan pronto como aparece esa maestra, entiendo por qué se enoja tan fácilmente.

Ella es la profesora de matemáticas y para una profesora de matemáticas, enseñar a los niños que han llegado a los clásicos sobre todo a no hacer esta materia es una tarea muy difícil.

Nos explica el programa que haremos en el transcurso del año y mientras nombra cada tema me estremezco cada vez más.

Siempre he odiado las matemáticas, obviamente después del griego.

Durante la clase de matemáticas, un profesor de cuarenta años entra al salón de clases con una hoja en la mano.

-Estoy aquí para ver quién hace uso de la religión-

¿La religion? Nunca he sido creyente.

Fui bautizada de niña porque mis padres lo querían pero nunca volví a poner un pie en la iglesia desde ese día.

No me siento culpable, para mí la vida cotidiana es invocar el nombre de Dios en vano.

Pero entonces, ¿por qué uno debería

creer en Dios después de tantas guerras o tantas muertes todos los días?

Si existe el mal, Dios no existe,

de lo contrario nos protegería.

Con los años, sin embargo, he aprendido que en realidad no se hace nada durante la clase de religión, así que decido hacerlo de todos modos.

Pensé que tal vez podría resultar algo útil y podría saber un poco más sobre este misterioso hombre barbudo de ojos azules que vive en el cielo.

Solo dos en la clase no hacen uso de la religión. Me pregunto porque.

Después del profesor de Matemáticas viene el de Arte.

Es un hombre calvo con el estrabismo de Venus y una R blanda.

En mi clase no hay maestros normales en absoluto.

Pero tengo que admitir que me gusta esta r suave.

Inmediatamente queda claro que es una persona competente.

En un segundo dibuja una estatua egipcia, el Partenón y el arco etrusco en la pizarra de pizarra.

En el centro de estos tres dibujos que estaban en las esquinas de la pizarra, dibuja una línea de tiempo con las obras y artistas que estudiaremos escritas en ella.

En la última hora de hoy aparece la profesora de inglés pero no está sola, la siguen otros dos profesores.

Al ver a los otros dos profesores, los chicos se ponen de pie y aplauden.

De hecho, una de ellas es muy joven y viste un top que deja ver la mayor parte de su ventana y un par de leggins.