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¿Me ayudas?

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Andres.R
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Sinopsis

De todas las armas que están listas para la guerra, no hay mejor arma que la mente humana. Es donde el plan de ataque, el instinto, el entrenamiento, y donde podemos darnos cuenta de quienes son los aliados y quienes son los enemigos temidos, donde diferenciamos el amor del odio. Mia ha estado tramando y preparando su arma mortal para el tiempo tan esperado en el que la verdad saldrá a la luz con su regreso a las calles de Toronto. Libro I :Lo que duele Libro II :¿Me ayudas?

RománticoUna noche de pasiónAmor a primera vista ProhibidoAdolescentesGuerraSecretosContrato18+Venganza

1

- ¿Tu que? - Yo pregunté.

- Sí, la violé, como tú dices. - Él dijo. - Y empezó a engordar, a engordar. Hasta que nos enteramos que estaba embarazada, nació Aspen, inmediatamente, lo saqué de aquí. Mi primer hijo no tendría una madre prostituta. Bárbara vino a mí, pidiéndome ayuda, que tenía que darle un hijo a Joe, o él la separaría.

- ¿Le diste? - Yo pregunté.

- Yo vendi. Beneficio por beneficio. - Se encogió de hombros.

- Es el tu hijo. - Dijo ella horrorizada. - ¿Cómo pueden? Él fue tu primogénito, ¿no es eso de gran importancia en tu mundo?

- Primogénito de una puta... ¿Qué es? ¿Crees que la gente compraría mis productos? - Sacudió la cabeza.

- Desagradable. - Me levanto del sofá, pero escucho el disparo del arma.

- Un paso más... - Dijo. - Un tiro más...

- ¿Como asi? ¿Un tiro más? - Me giré hacia él. - ¿Fuiste tú?

- Bueno, mi intención era golpear a alguien más. - El dice. - Te pusiste al frente.

- Es tu hijo, ¿cómo puedes... cómo puedes? - Lo miré.

- No quiero castigarlo, quiero castigar a Lucyane, que se escapó y todavía me debe. - Niego con la cabeza.

- Aspen no tiene la culpa de los errores que cometiste y ahora, él está allí, siendo mantenido inconsciente, después de tener una sobredosis y casi morir. Bárbara no le permite hacer lo que quiere, siempre manipulando, sufriendo. ¿Cómo lo haces? - Estaba llorando.

- Wow, aquí vemos una historia de amor seria. - Él se rió. - Meres apestas pero, reconozco que siento algo por ti, mi pequeña versión de Grace. - Eso casi me hace vomitar.

- Me voy... - Levanta el arma. - No me dispararás. - Niego con la cabeza.

- ¡Él no lo hizo, pero yo sí! - Matthew entra en la habitación, con una pistola tocándome la espalda. - Vamos perra, haz algo. Lo golpea en mi cabeza, lo que hace que me arquee de dolor.

- Hijo de puta. - Veo que Brandon va por él, aprovecho para salir corriendo de la habitación lo más rápido posible. Posiblemente no podría ser real, no podía arriesgarme y ahora estoy aquí. Sigo corriendo por el pasillo por el que entramos, abriendo todas las puertas para salir. Abrí la puerta directamente a la calle, suspirando de alivio. Veo el auto de Patrick, listo para correr, solo escucho el ruido del arma, el aire frío golpea mi cuerpo, me quedo quieto como una estatua, temeroso de que el disparo me haya dado.

- ¡Mía! - grita Patricio.

- No te atrevas a enfrentarme, sigues siendo mía. - Dice, cierro los ojos con fuerza.

- No soy tuyo, no lo soy. Soy un der humano, no una propiedad. - Nego volteándose hacia él.

- ¡Quién ordena esto, soy yo! - Se estaba acercando.

- Déjame ir, déjame salvar al hijo que descuidaste. No se lo merece, déjame ir. - Suplicó.

- Está bien, vete, pero en una hora te busco. Y traerte aquí. - Tira el arma al suelo, mirándome fijamente. - Regresarás. - Esa frase resonó en mi mente, Patrick viene hacia mí, llevándome al auto. El hombre seguía allí, firme, mirando el coche, sin atreverse a mirar en su dirección.

Ese es el problema, nadie quiere eso, nadie nos permitirá estar juntos... No trabajamos. - Aspen.

Abro la puerta del apartamento, veo a Jane, Lucy y Grace juntas, se ríen hablando. Mi mirada se enfoca en Lucy, ella sonríe dulcemente mirándome, acercándose a abrazarme:

- Nuestra muñeca ha llegado. - Ella dijo.

- ¿Cuánto tiempo, Jane? - Él dijo.

- Qué bueno verte de nuevo. Y ahora, embarazada. - Se acerca abrazándome. - Lamento el momento inoportuno, ya que en el caos se hace más grande.

- Lucy, ¿puedo hablar contigo? ¿A solas? - le pregunte y ella asiente, fuimos a la cocina.

- ¿Está todo bien con Melanie? - ella preguntó.

- Sí, eso es otro asunto. Sé que tuviste un hijo. - La miré.

- Eso fue hace mucho tiempo, no sé dónde está ese niño ahora. - Ella lo negó.

- Ya sé quién es... - La miré, su mirada esperanzada me miró a mí.

- ¿Como? Eso fue hace años y años. - Ella se encogió de hombros.

- Hace años que. - La miré. - Aspen, no eres hijo de mi madre. Es tu hijo, Lucy.

- ¿Qué? - Dijo ella presa del pánico. - ¿El padre de tu bebé es mi hijo?

- Sí, encontré a Brandon y...

- ¿Brandon sabe de esto? - Parecía asustada. - Tenemos que atraparlo, yo... No voy a dejar que ese loco me quite todo de nuevo.

- Nosotros vamos. ¡Hoy! - La miré.

- ¿Lo encontraste? - Preguntó mi madre, entrando a la cocina. - Brandon, ¿lo harás?

- No solo eso... Una vez alguien me secuestró e intentó subastarme. - Trato de explicar.

- ¿Qué? - Mi madre se acerca. - ¿Intentaron subastarte?

- Aspen me salvó, pero sí. Y fue el mejor postor. - Los dos se sobresaltaron.

- Qué diablos, tienes que salir de aquí. - Dice Lucía.

- Lo haré, pero primero Aspen nos necesita. - Estoy de acuerdo. - Melanie está ahí, como enfermera. Nos facilitará sacar a Aspen de allí. Lo mantienen inconsciente, lo despertamos aquí. - Me encojo de hombros.

- Iré junto, iré junto. - Lucía está de acuerdo.

- Tendrás que quedarte, Grace. - Dice Jane. - No es seguro, todavía no.

- Pero yo...

- Estará bien, lo prometo. - Lucy la mira. - Necesito ir tras lo que es mío. - Mi madre la abraza, con todo el apoyo. Me acuerdo de Shelly, que está distante y bajo el ataque de Barbara.

- Mía, tenemos que irnos. - Entra Patricio. - Tenemos que irnos.

- Está bien, solo necesito comer algo en el camino. - Digo, mi madre corre a ponerme algunas cosas de comer. - Esto terminará, madre. Yo prometo.

- Cuidate. Veré qué puedo hacer para alejarme de Brandon para siempre. - Tomar tu mano.

- No te metas con él, mamá. - Yo pregunté. - Él es peligroso.

- En cuanto a mis hijas, yo soy la peligrosa. - Sonreí cuando escuché eso. Dentro del auto, yo comía con ansiedad, para salvarlo como él ya me salvó. Me alegré por la esperanza en los ojos de Lucy. Ella toma mi mano con fuerza.

- Gracias. - Ella suspira. -No sabes cuánto tiempo he estado buscándolo-. Yo era tan joven, estaba tan dolido.

- Creo que va a ser un lío, pero estoy feliz de saber que no tuve sexo con mi hermano. - La miré y ella se rió.

- Eres como tu madre, te desafías por amor. - Ella sonrió. - Aspen no se merece nada de lo que le hagas y lo sabes. - Asenti.

- Nadie merece pasar por lo que lo están obligando a pasar, yo lo haría por cualquier persona que amo. - Expliqué. - Incluso si la persona no lo merece. - Suspiro.

- Eres una persona increíble y vas a ser una madre increíble. - Dijo, llenando mis ojos de lágrimas y mi corazón de ternura. - Mi nieto tiene mucha suerte, ah, vale, se le cayó el céntimo. - Ella sonríe, y veo sus ojos llorosos como los míos. - Además de recuperar a mi hijo, tendré un nieto.

- Debe ser barra pesada, ese disco. - digo mirándola.

- Nunca imaginé que estaría dentro de un auto, con la madre de Harry Timber, el hijo y la madre del hijo. – pronunció Patrick sobre el volante haciéndome reír.

- ¿Nunca? - ella preguntó.

- No nunca. - El nego. - Y va a salvarlo, tampoco. Hay que tener mucho cuidado, cualquier paso en falso y alguien podría morir.

- Esperemos que no sea uno de nosotros. - Yo digo. - No podría soportar perder a alguien más por ellos.

Llegamos a Saint Jacobs, de madrugada, la ciudad estaba tranquila y aburrida, de esas que tienen como guardia de seguridad a un anciano que monta en su camioneta de madrugada con una sirena, por seguridad de todos. La clínica estaba más alejada del -centro-, Patrick entró solo, mientras que nosotros entramos con la ayuda de Melanie por el área de servicio. Yendo directamente a la habitación de Aspen, vimos a dos guardias de seguridad armados en la puerta:

- ¿Y ahora? - Pregunté mirando a la chica.