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¿Destino o casualidad?(Saga: Contigo)

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Sinopsis

Después del trágico evento, Isabelle y Alberto se encuentran destrozados, sin darse cuenta de lo que le sucedió al otro. Isabelle, en el Centro Psiquiátrico de Manhattan, tendrá que poder recuperarse. ¿Pero lo logrará, completamente sola? ¿Y Alberto en su lugar? ¿Qué le pasó realmente? ¿Serán los dos capaces de reunirse después de todo esto, o el destino querrá lo contrario una vez más? Todo está por descubrir. Después del trágico evento, Isabelle y Alberto se encuentran destrozados, sin darse cuenta de lo que le sucedió al otro. Isabelle, en el Centro Psiquiátrico de Manhattan, tendrá que poder recuperarse. ¿Pero lo logrará, completamente sola? ¿Y Alberto en su lugar? ¿Qué le pasó realmente? ¿Serán los dos capaces de reunirse después de todo esto, o el destino querrá lo contrario una vez más? Todo está por descubrir.

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1

-Aquí tienes la cena.- murmura con voz cansada Rosaline, que nos atiende tanto en la cafetería como en el centro de recreo donde pasamos las tardes.

-Gracias y buenas noches.- Sonrío y luego me siento en la primera mesa que encuentro.

Estrictamente sola , como todos los días desde que estoy aquí, después de todo.

De repente se golpea una bandeja, lo que me hace saltar y mirar hacia arriba. En ese preciso momento veo a una chica pelirroja, algo más baja que yo y de ojos azul profundo.

-¿Qué hace una chica como tú en un lugar como este?- pregunta rápidamente y luego se sienta frente a mí, mirándome a los ojos, como si quisiera leerme.

-Irónico.- murmuro.

-¿Qué? ¿El hecho de que aún no hayas respondido a mi pregunta?- dice arqueando una ceja.

-El hecho de que me esté haciendo exactamente la misma pregunta que me hago desde hace días.- le respondo nerviosamente jugueteando con el tenedor.

Ella frunce los labios y espera unos segundos antes de responder.

-¿Qué significa? No sabes por qué estás aquí porque... ¿sientes que estás bien?- continúa.

-No estoy bien, o al menos no lo creo.

Es como si simplemente no lo fuera. Pero en realidad es como si todo lo que pasó en los últimos meses, más o menos, se hubiera borrado de mi mente.- explico, esperando en vano que me pueda ayudar de alguna manera.

-Irónico, de verdad.- Retoma mis palabras.

¿Por qué?- Pregunto frunciendo el ceño.

-Cuando el ser humano pasa por un evento traumático, las reacciones bioquímicas del sistema nervioso impiden que el cerebro procese la información.- comienza a explicar, segura de sí misma.

-¿Eh?- Pregunto mientras empieza a mordisquear la ensalada.

-Creo que eso es lo que te pasó a ti, ¿no? Has dejado aislada cualquier información que pudiera estar relacionada con este trauma.- continúa.

-¿Cómo te llamas, olvidadiza?- pregunta ella antes de levantar la vista.

-Isabelle.- respondo ignorando el apodo que me acaba de poner.

-¿Estás seguro o lo dices al azar porque ni siquiera te acuerdas de ese?- se ríe puntualmente.

-Estoy seguro de que. Y tú, chistoso, ¿cómo te llamas?- le respondo a mi vez, sonriendo levemente.

-Callie.- dice mientras vierte agua primero en mi vaso y luego en el de ella.

-¿Cómo averiguo lo que olvidé?- me atrevo a preguntar.

Ella niega con la cabeza y se encoge de hombros.

-No es fácil, Isabelle. Lo único que puedo decirte es que, como seres humanos, constantemente creamos relaciones: hechos, palabras, imágenes... todo.- dice mientras se pasa la mano por la frente.

-Puedes recordar este evento, o tal vez a esta persona, incluso a través de una canción, un lugar, simplemente con ver la puesta de sol.- anuncia.

Soleil.

-Yo- Estoy tan confundido, Callie. Es como si tuviera todo en mi mente pero no puedo conectar las piezas.- digo frenéticamente, finalmente dejando salir los pensamientos que me han estado atormentando durante días.

-Es normal. Toma tiempo.

Un consejo que te puedo dar es que tengas cuidado con tus sueños, tu subconsciente te dice mucho más de lo que crees. Solo tienes que aprender a leerlo.- anuncia pelando la manzana.

-¿Cómo sabes todo esto, tú?

¿Eres una enfermera encubierta? —pregunto.

Finge quitarse el pelo, como si fuera una peluca.

Sí, Isabelle. Soy la Sra. Reeds, directora del centro.- dice en un tono absolutamente serio y no puedo evitar estallar en carcajadas mientras me envuelvo alrededor de mi vientre.

-Lo digo en serio. ¿Cómo sabes todo esto?- digo entre risas.

Ella sonríe y señala la puerta de la derecha.

-¿Ves eso? Es la biblioteca del centro.- afirma orgullosa.

-Está lleno de libros, pero son solo de psicología y psiquiatría y de cómo funciona la mente humana... bla, bla, bla.

Igual los leo para no deprimirme, así que evidentemente algo habré aprendido.- suspira.

-¿Por qué estás aquí?- respondí con curiosidad.

Ella arquea una ceja.

-Si te lo dijera, no querrías hablar más conmigo.- anuncia ella.

-Ponme a prueba.- le respondo.

Ella toma una respiración profunda y luego me responde.

-Trastorno bipolar, trastorno de ansiedad, despersonalización, desrealización...- comienza una larga lista de nombres que me asustan.

-En fin, etcétera, etcétera.- concluye.

-¿Cuánto tiempo llevas aquí?- Cambio rápidamente de tema cuando veo que un velo de tristeza se apodera de su rostro.

-Meses y días exactos.- murmura apoyando los codos en las rodillas y pasándose las manos por la cara.

"Mierda, eso es mucho tiempo", susurro y ella asiente.

- ¡MINUTOS Y VOLVEMOS A LAS HABITACIONES!- Grita rápidamente Rosaline, atrayendo nuestra atención.

- Gracias, Callie. En realidad, eres la única ayuda en este centro.- murmuro.

-Quien menos te lo esperas siempre te ayuda.- dice antes de levantarse.

-Mañana mismo sitio a la misma hora también?- propone.

-Al principio parecías un poco cabrona pero... lo pensaré.- digo tratando de disimular una sonrisa.

-Siempre y cuando no te olvides de mí también.- se ríe antes de guardar la bandeja y alejarse.

Y por primera vez en mucho tiempo, estoy feliz de encerrarme en esa habitación para dormir.

Porque voy a soñar.

Y en mi sueño, quizás, encuentre algunas respuestas .

***

DRIN

DRIN

DRIN

DRIN

-Pero esta maldita alarma de mierda-- Empiezo a gritar mentalmente cuando después de incontables minutos la alarma deja de perforar mi cerebro.

Miro el reloj que dice :.

Y en ese mismo momento, recuerdo lo que Callie había dicho sobre mis sueños.

una nota _

-¿Ni siquiera me recibes?-

Rápidamente agarro el primer papel que encuentro en el escritorio y escribo en él esta frase, la única que me recuerda el sueño que tuve.

¿Quién me escribió esa frase?

Y sobre todo, ¿ por qué ?

Mis pensamientos son abruptamente interrumpidos por el doctor, el mismo que ayer habló con Amelie y el chico.

En la etiqueta del vestido leí escrito en mayúsculas - DR. RICHARDS - PSIQUIATRÍA -.

Rápidamente se me acerca, bajando los papeles que sostiene, como si no quisiera dejarme leer una sola palabra.

-Ya despertaste, ¿eh?- dice poniéndose las gafas.

Cómo no serlo, después de esa alarma que falta en los ejercicios militares.

-Sí, ya no podía dormir-- empiezo a decir cuando se acerca y me quita de las manos el papel en el que estaba escribiendo.

-¿Qué tenemos aquí...?- murmura con curiosidad mientras frunce el ceño.

Mierda.

- UM nada. Estas son algunas frases que me vienen a la cabeza y que me gusta escribir de vez en cuando. Para no olvidarlos, aquí.- explico tratando de sonar seguro de mí mismo.

-Sabe, señorita Parker, a veces nos viene bien olvidar ciertas cosas.- anuncia, mirándome fijamente.

-Es olvidar que terminé aquí.- susurro para que no me escuchen, pero fallo miserablemente.

-Confía en nosotros, sin ir solo.- responde ella, sacando un blister de pastillas de su bolsillo.

-Aquí están tus tabletas.- Me las entrega y luego toma un vaso y lo llena con agua.

Me insta a llevarlos frente a él, pero tengo una sensación extraña y trato de evitar.

Ha sido desde que he estado tomándolos que no soy yo.

Y gracias a Callie estoy abriendo los ojos.

-¿Puedo al menos desayunar antes? Sufro de problemas estomacales y cuando tomo tabletas sin comer entonces me siento mal.- Me quejo hábilmente, y aquí realmente debería ganar un Oscar.

-¿Dónde está escrito en sus registros médicos? De estos... ¿problemas gástricos?- responde ácidamente arqueando una ceja.