Librería
Español
Capítulos
Ajuste

2

- Hablamos de eso más tarde, después del desayuno, acompáñame en mi estudio - dice mi padre, poniendo así fin a esa pequeña conversación. Mi madre extrañamente no dijo una palabra, ¿debería preocuparme? Y aunque pienso tal cosa, no me sorprende demasiado, ella, cuando se trata de mi padre, siempre permanece en silencio, se aliena por un momento y luego permanece en su silencio. A estas alturas tengo memorizadas estas tres fases: silencio, alienación y, una vez más, silencio. De niña pensaba que en esos momentos en que estaba ajena a todo pensaba en cómo defenderse, pero nunca lo hizo, y seguro, no lo empezará a hacer ahora.

Trato de terminar mi desayuno, pero incluso los deliciosos croissants parecen haber perdido su atractivo, sin embargo tomo uno y me lo como para mantenerme ocupado. Mi mente me sigue molestando, mi papá nunca me pidió que fuera a su estudio, y cuando le preguntaba a Britney siempre era algo serio, qué voy a hacer, no puedo explicarlo, pero siempre he hecho lo igual que es esto. Y mientras trato de entender qué hizo mal, mis padres siguen comiendo como si nada, como si no fuera a estallar una bomba, porque sí, cuando mi padre llama a alguien a su estudio es como si fuera una bomba. apagado, uno de esos que trae consigo enormes consecuencias. Cuando terminamos de desayunar, mi madre ayuda a Martha a lavar los platos, mientras mi padre y yo nos dirigimos a su estudio. Esas escaleras parecen una montaña, y cada paso que doy se siente como si mi peso aumentara. Nadie habla, como cada vez que estamos solos, somos incapaces de relacionarnos, aunque seamos padre e hija. Mi padre abre la puerta de su estudio y entramos, luego cierra la puerta detrás de nosotros. Mientras se sienta detrás del escritorio donde se encuentra su enorme silla, me hace señas para que me siente, y así lo hago, me siento en una de las dos sillas de terciopelo rojo.

El estudio de mi padre siempre está cerrado. No podemos ingresar excepto con su consentimiento. Y las pocas veces que Britney entró fue para que la llamaran, mientras yo observaba todo desde la cerradura de la puerta, hasta donde alcanzaba la vista. No esperaba nada más de mi padre, la forma en que su estudio está amueblado refleja exactamente su forma de ser, paredes de colores neutros, una pequeña librería y su escritorio, la ventana detrás muestra una parte de la ciudad. Nada más, esencial y autoritario.

- Rachel, te pedí que vinieras aquí por una simple razón. Tu hermana vendrá aquí por una razón muy específica que pronto te explicaré - trago saliva. No me mira a los ojos, prefiere observar las estilográficas cuidadosamente dispuestas sobre el escritorio.

- Y, ¿no podrías decirme abajo, con la madre presente? - le pregunto comenzando a sentir una extraña sensación que me cierra el estómago, me arrepiento amargamente de haberme comido ese croissant.

- Hace unos días me encontré con un familiar de un querido amigo mío - comienza a explicar, ignorando mi pregunta, y sin quitarme nunca los ojos de encima, mira que por primera vez en 25 años me dedica - Me preguntaba mucho tentador, que nunca podría rechazar, pero hay una cláusula, un pequeño contratiempo en una gran oferta -

- ¿Y eso sería? – Pregunto mientras la agitación empieza a apoderarse de mí, ojalá nunca hubiera entrado al estudio.

- Esa es la razón por la que tu hermana regresa, hay una boda, esa es la cláusula de la que te estaba hablando - ella gira una pluma en sus manos.

- ¡¿ Britney tiene que casarse?! - Pregunto incrédula, ella que busca a su príncipe azul siempre ha tenido que casarse por una cláusula, no creo que esté dispuesta a aceptar, sin embargo se viene para acá. ¿Podría haber cambiado de opinión? No es como ella.

- No Rachel, solo te llamé aquí por una razón, serás tú la que se case, y no habrá objeción de tu parte, ¿entendido? - Sacudo las manos sobre los apoyabrazos de la silla, ¿cómo puedes decirme que esta vez tampoco puedo objetar?

Eduardo

Nunca imaginé que a esta chica le gustara tanto hablar de sí misma. La invité a salir por una sola razón, estaba aburrido, estaba cansado de salir con Mike y su esposa, cada vez que su esposa me hablaba, lo único que me decía era, cuando vas a salir con alguien y dejar de actuar asi? ¿Qué le puede importar a ella mi vida? Piensa en la tuya y déjame en paz.

¿Por qué vincularse con alguien cuando eres libre y puedes hacer lo que quieras? Siempre he visto las relaciones y el matrimonio, en general, como un vínculo estúpido que, en última instancia, solo te limita. Y no quiero restricciones ni límites.

- Como te decía, mi amiga todavía no puede creer que logró salir contigo, siempre decía que no eres un hombre ocupado, y yo en cambio - palabras, palabras, palabras. Todo lo que hace esta chica es hablar sin parar. Prefiere dejar que su comida se enfríe antes que dejar de hablar, asiento distraídamente aunque no estoy escuchando una palabra. Con un tenedor, agarro un poco de la pasta que tengo en mi plato y me la como. Mejor mantener la boca llena que decirle que se calle, pero no quiero decir nada más.

La chica, Megan, creo que se llama, ya ni me acuerdo de su nombre, tanto que le gusta hablar de ella y de esta amiga suya, sonríe mientras agita las manos sin dejar de hablar. Parece un avestruz. Todavía no entiendo por qué la invitó a cenar, físicamente ni siquiera es el tipo de chica con la que suelo salir. Tal vez quería demostrarle a Sasha que está equivocada, que yo también puedo salir con una chica, que no soy tan insensible como ella cree. Y, al final, todo esto se volvió en mi contra.

- ¿Pero es verdad que eres hijo de Carl Johnson? - La miro fijamente a los ojos. Sostengo el tenedor en mi mano.

- ¿Por qué preguntas si ya sabes la respuesta? - Lo digo en serio. Es algo que nunca he soportado, que me comparen directamente con mi padre, tenemos una buena relación, pero yo no soy él, y los demás no lo quieren creer.

- Oh nada, era curiosidad - se sonroja incómodo. Por suerte, mi teléfono celular comienza a sonar. Saco mi celular del bolsillo del pantalón negro que he estado usando.

- Lo siento, tengo que contestar, creo que es urgente -

- Sí, no te preocupes, adelante - Me levanto de la silla y salgo de la habitación.

El aire primaveral me da la bienvenida fuera del club. Acepto la llamada finalizando el tono de llamada que rompió el silencio circundante. Llevo el teléfono a mi oído.

- Papá, ¿qué es? - Miro la calle iluminada por farolas. No hay nadie más que yo fuera.

- Eduardo , necesito tu consejo, ¿qué tal si vienes a casa y hablamos de todo? - Observo los capullos que están a punto de abrirse en una planta.

- Si papá, dame media hora y ahí estaré - Cierro la llamada, suspiro. Tal vez siempre fue así, como esta calma que me envuelve, ese silencio relajante que te hace sentir menos solo. Debería volver a entrar, decirle a la chica que tengo que irme, pero esta tranquilidad es lo que más he echado de menos. Es como recuperar a Camila. Levanto la cabeza para mirar la luna, la naturaleza y el universo son realmente fascinantes, no hay nada que decir.

Vuelvo a entrar después de cinco minutos de silencio total, me dirijo rápidamente a la mesa que había reservado, los ojos de la chica chocan con los míos y de inmediato una sonrisa se forma en sus labios.

- Escucha, de verdad me tengo que ir, puedes quedarte aquí, terminar tu cena con calma - Tomo mi billetera y saco dos billetes, uno de ciento y uno de cincuenta dólares, apoyándolos en la mesa y luego metiendo la billetera su lugar. - Estos son para la cena, si sobra algo, guárdalos para que te perdone, y ahora lo siento mucho pero me tengo que ir - No te daré una forma de responder, volveré a la salida. Con pasos rápidos me dirijo hacia mi coche, lo abro y me meto en él. Cuanto antes hable con mi padre, antes podré dejar este día atrás.

Llego a la casa de mis padres unos veinte minutos después, bajo del auto y camino por el camino de entrada que me lleva a la puerta principal, saco las llaves e inserto una en la cerradura de la puerta, es inútil tocar , mis padres saben muy bien que me habría visitado.

- Papá ¿de qué me querías hablar? - Pregunto una vez que entro a la sala de estar. Mi madre jadea asustada, mi padre en cambio no se siente incómodo con su posición.

-Eduardo , ¿ es posible que tengas que asustarme cada rato con estas entradas sorpresa tuyas? - mi madre pone una mano en su pecho tratando de relajarse.

- Pensé que escuchaste la puerta abrirse - Me justifico.

- Caroline relájate, ya sabes cómo es nuestro hijo, Eduardo vamos al estudio por favor, hablaremos de lo que te comenté antes por teléfono - Asiento con la cabeza, siguiendo a mi padre en su estudio. No es la primera vez que me pide consejo sobre algún negocio incluso a altas horas de la noche, no me sorprende demasiado, después de todo, su empresa pronto será la mía, y es bueno que me ponga a ocuparme de estas cosas.

- ¿De qué querías hablar conmigo? - pregunto sin darme la vuelta demasiado.

- Sobre un trato que me ofrecieron - sonríe. Tomo asiento en una de las dos sillas.

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.